Extra #3: No se vinieron, pero se fueron

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DANIELA WEMBLEY

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DANIELA WEMBLEY

─¿Qué se necesita para cocinar espagueti? ─susurro viendo el estante de las salsas y una señora se me queda viendo.

─Espagueti. ─dice la viejita mientras se aleja con una sonrisa divertida.

A mi lado, Kathleen escupe su jugo de naranja y suelta a reír.

─Lo gracioso es que no habías puesto el espagueti en el carrito. ─dice mi novia antes de seguirse riendo.

Me quedo viendo como se encuentra tratando de decir algo más, pero sigue riendo para al final llorar porque su estómago duele demasiado. Incluso se deja caer en el piso mientras no deja de reír y llorar.

─Que vergüenza Kathleen Myers. ─molesto mientras me agacho y llevo mis manos a su cintura para ayudar a levantarla.

Sus mejillas sonrojadas y sus ojos brillantes me hacen sonreír. Lleva sus manos a mis hombros y se me queda viendo mientras trata de tranquilizarse. Una de sus manos sube y acaricia mi mejilla, así que tomo esa mano y dejo un beso en sus nudillos.

Mi mente me juega el pensamiento de que se vería muy bien un anillo en su dedo anular, pero dejo la idea loca porque es demasiado pronto... ¿O no?

─Me dio risa, lo siento. ─se disculpa, pero la sonrisa divertida sigue en su rostro.

¿Y si se la quito con un beso? Mmmm.

─Como sea, ayúdame a buscar lo demás. ─pido y ella deja un breve beso en mis labios que me tiene media embobada.

─Necesitamos comprar margarina, espagueti, salsa de tomate, especies, y otras cosas. ─murmura mientras toma el carrito y yo la sigo con la salsa en la mano.

Paso por el pasillo de los nachos y tomo una bolsa para hacerla mañana, igual tomo un paquete de galletas saladas, y unas de chocolate que a mi novia le gustan.

Una canción de Morat se escucha por los parlantes y tarareo mientras trato de encontrarla.

─Ya no quiero acudir a recuerdos, te quiero aquí. Porque aunque no pueda verte, yo nunca culparé a la suerte...

En este momento me siento como una niña perdida, miro hacia todos lados y no la encuentro ni a ella ni a Noah. Así que me encojo de hombros y camino a la sección de frutas.

Tomo unas cuantas manzanas y naranjas para ponerlas en una canastita pequeña y entonces miro a Noah.

Este le sonríe a una chica de cabello corto y verde, que lleva un peluche de un cocodrilo.

Niego y él parece sentir mi mirada porque alza la vista y me sonríe. Ni me sorprende la verdad. Le toma unos segundos despedirse y venir hacia mí. En su mano sostiene una caja de condones.

─La audacia.

─Oye, no estaba coqueteando. Ella va a la universidad. ─se defiende y mira las uvas para luego tomar una y comérsela.

Beso sabor a tequila [1]Where stories live. Discover now