Capítulo 37: Vicios que consumen

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🍷🥀🍷

CAPÍTULO 37: VICIOS QUE CONSUMEN

NARRADOR OMNISCIENTE

Todo el mundo sabe que cuando en una historia, los protagonistas están en su punto más alto de felicidad y aún falta algo para el final, las cosas se pueden poner feas.

Peligrosas, inestables y trágicas.

Y es que en toda historia de amor nos tratan de demostrar cómo, en algún momento, nuestros protagonistas van a tocar fondo para después levantarse y tener su final ¿feliz? ¿triste?

Algunos protagonistas no llegan a ese punto porque siempre han estado en ello, en ese agujero profundo que amenaza con hacerlos perder hasta la última gota de esperanza, de amor y de ganas de vivir.

Quisiera contarte que no estamos en ello, pero mierda... Lo estamos.

Daniela estaba malditamente enamorada de Kathleen y Kathleen de Daniela. Eso era indiscutible, pero ¿adivina qué? El amor no lo puede todo. Algunas veces los hilos del amor no son lo suficientemente fuertes como para aguantar el peso de la histeria, del delirio y del cansancio.

Kathleen y Daniela salieron y tomaron su desayuno juntas en el área abandonada de la Universidad. Ambas abrazadas, queriéndose, haciendo como si nada hubiera pasado, cuando pasó todo.

─Con qué ''mujer mía'' ¿eh? ─bromeó Daniela y las mejillas de Kathleen se calentaron de la pena.

Le había costado hacer todo sin sentirse intimidada por ella, por las personas que las rodeaban y por cómo su corazón latía con fuerza.

Sabía que no quería estar enojada con Daniela, o más bien, no quería que ella estuviera enojada. Sabía que tenía parte de culpa, pero se encontraba en un nuevo agujero cuyo fondo no se vislumbraba y no quería arrastrarla a este.

─Eres mi mujer ¿no? ─le respondió siguiendo la broma y Daniela le sonrío.

A Wembley siempre le pareció tonto cuando los tipos decían ''eres mía, mi mujer'' pero ese mujer mía de Kathleen le gustó demasiado, quería escucharla decirlo seguido.

─Sí, tu mujer, tu chica, tu novia, cómo quieras decirme. ─respondió y colocando las manos en la cintura de Kathleen, la empujó más hacia ella.

Estaban ambas sentadas viéndose a los ojos, pero ahora Kathleen se encontraba sentada en las piernas de Daniela, con las piernas rodeándole la cintura y tuvieron suerte de que las cámaras de la universidad en ese espacio no funcionaran.

─Escuché algunas cosas sobre ti, algo de que no te dejabas agregar esas etiquetas.

Era cierto, porque de alguna manera Daniela las odiaba. Había llevado la etiqueta de novia con su anterior pareja durante tres meses y por alguna razón pocas veces la usaba. No le gustaba que la presentaran como Daniela la novia de..., y aún así se imaginaba siendo presentada como Daniela la novia de Kathleen y la idea no le molestaba.

Acercó su rostro al cuello de Myers olfateando el perfume dulce que tanto caracterizaba a su novia.

─Cierto.

─Di algo más. ─pidió Myers y Wembley suspiró en su cuello provocándole escalofríos por todo el cuerpo.

─No me gustaban las etiquetas.

─Pero...

─Pero me gustan contigo. No me interesa si me llamas tu mujer, tu novia, tu chica, tu lo que quieras, porque a fin de cuentas me recuerda que soy tu pareja y que eres mi pareja.

Beso sabor a tequila [1]Where stories live. Discover now