Beso sabor a tequila [1]

Final: Pudimos haberlo tenido todo

🍷🥀🍷

FINAL: PUDIMOS HABERLO TENIDO TODO

DANIELA WEMBLEY

El agua caliente deja de sentirse caliente cuando llevas varios minutos debajo de ella. Deja de volverse insoportable para tu piel y de alguna forma sientes como si ahora formaras parte de ella. Logra adormecer tus músculos, llevándote hasta un punto alto de relajación en donde te sientes morir.

El vapor me rodea y no sé como soy consciente de ello si tengo mis ojos cerrados, si mi cuerpo está cubierto por agua caliente, si... si pareciera que unas manos tratan de pedirme que las tome dandome una promesa interesante sobre ir a un lugar en donde no hay dolor, pero no le creo porque esa promesa me sabe a mierda.

Todo el sonido se ha distorsionado y parece que no escucho nada, aún cuando escucho algo. Se escuchan pasos, pasos de alguien grande y por un momento me siento pequeña, siento como si un gigante caminara a metros míos, como si el agua se moviera por cada paso, como el sonido se hace más fuerte en mis oídos, en mi cabeza.

Escucho golpes, pero no puedo diferenciarlos ¿Alguien toca una puerta? ¿Alguien aplaude? ¿Es siquiera alguien?

Por alguna razón puedo sentir el latido de mi corazón, lento y casi imperceptible que me recuerda a una batería vieja que trata de armonizar con algún acústico cautivador.

Los golpes siguen y me trato de obligar a abrir los ojos cuando a lo lejos escucho que dicen un nombre.

« ¡Daniela! ¡Daniela! ¡Daniela! »

¿Quién rayos es Daniela?

Parece que no respiro y mi cuerpo hormiguea, cuando los golpes son cada vez más intensos y alguien repite muchas veces ese nombre.

« ¡Daniela! ¡Daniela! ¡Daniela! »

¿Dónde estará esa tal Daniela?

Hay un golpe seco que amenaza con hacer explotar mi corazón y entonces mis sentidos tratan de agudizarse comprendiendo que se escuchan pasos, que alguien toma mis manos y empuja mi cuerpo haciendo que pueda soltar el aire contenido.

Hay dos manos recorriendo mi rostro, llamando ese nombre y entonces parece que puedo respirar sin sentir mis pulmones explotar.

Mis ojos se abren de golpe y con la visión algo borrosa logro ver que estoy en el piso, que Jean llora mientras me sostiene y repite mi nombre, y yo no sé qué pasó.

¿Estaba muriendo?

─Daniela, Dios mío ¿cómo me puede hacerme eso usted?

Su rostro moreno está siendo atacado por el dolor, por la decepción y jamás pensé que él me miraría así.

Parezco salir del trance para pasar mi mano débil por mi rostro.

El piso yace completamente inundado y me siento culpable.

─¿Qué pasó Daniela? ¿Acaso intentó...?

─Creo que me dormí. ─murmuro en voz baja tratando de comprender cuánto tiempo estuve en agua caliente.

El reloj en la esquina marca la una de la tarde y resulta que estuve una hora, una hora aquí.

─Estaba debajo del agua, usted, si hubiera llegado un poco después... ─su voz se quiebra y llora abrazándome.

Su fuerza me lastima, pero permito que me abrace lo que quiera porque es mi culpa que esté así.

Mis dedos adormecidos parecen pasas y me muevo un poco tratando de despertar por completo e incluso siento como si mi cerebro trabajara más lento. Poco a poco voy recordando todo y el dolor me golpea más que nunca.