Capítulo 6: Moralmente incorrecta

11.4K 886 674
                                    

🍷🥀🍷

holi, díganme holi

aparezco menos que mis ganas de vivir, en fin, espero que les guste el cap

hoy más tequilista que nunca AAHAHELPLLEVODOSSEMANASSINDORMIRBIENHAAHAHA

recuerden ayudarme comentando, disfruten


🍷🥀🍷

CAPÍTULO 5: MORALMENTE INCORRECTA

DANIELA WEMBLEY

No es extraño en mi vida despertar con dolor de cabeza y ganas de vomitar. Tampoco abrir los ojos y marearme por haberme dormido tarde y no seguir el horario de sueño que se recomienda a los diabéticos.

Suspiro sosteniendo mi estómago y mi alarma suena minutos después marcando las seis y media de la mañana y estoy por arroparme y dormir de nuevo cuando Jean toca la puerta de mi habitación como si quisiera derrumbarla.

Gruño.

—Despierte, Daniela. —habla desde el otro lado y creo escuchar las garras de Milo intentando abrir mi puerta. ─Se le va a hacer tarde.

—Estoy despierta. ─susurro de mala gana pasando mis manos por mis ojos que parecen no querer abrirse.

¿Y si no voy a la universidad?

Me acomodo tirando sabana en mi rostro y busco una de las cinco almohadas con las que duermo hasta abrazarla y suspirar con comodidad.

Comodidad que no dura mucho porque entonces escucho una canción en español sonar en los altavoces del departamento y quiero matar a Jean.

Jean es un amigo que hice en mi último año del colegio y cuando llegamos a la universidad, después de ambos ser aceptados en Biltró, decidimos rentar un apartamento juntos. Él me agradaba y con el paso del tiempo se volvió un gran amigo, un confidente y bien, culpen a mi familia ausente, pero amaba la forma en que cuidaba de mí como si fuera su hermana pequeña.

Además, verlo es una maravilla. De verdad, es una maravilla.

Jean es un costarricense bastante apuesto, piel trigueña, cabello ondulado, cejas pobladas y perfectamente alineadas, ojos café claros, sonrisa encantadora, con algo de músculos, de un metro setenta y siete, con un acento encantador, inteligente, estudiante de enfermería, y como un plus, un buen cocinero.

No puedo culparlo por volverse protector conmigo, era quien me aguantaba en la secundaria y se daba cuenta de los problemas que tenía con mi madre. Pasaba mucho tiempo conmigo y fue el primero en darse cuenta de mis síntomas.

Un día después de salir de trabajar se sentó a mi lado y me señaló una hoja blanca que enmarcaba su letra.

—Usted podría leerme esto. —pidió con seriedad. Pasando una mano por su cabello despeinado y con una sonrisa triste en sus labios.

Recuerdo haberme asustado, Jean no era nunca alguien serio, más bien gracioso, delicado y amoroso.

—Visión borrosa, pérdida de peso, cansancio, entumecimiento de manos, sensación de tener mucha hambre, infecciones en la piel... ¿Qué es esto? ─cuestioné con temor, aunque sabía a dónde quería llegar con todo eso.

Su mano se posó en mi hombro y suspiró antes de hablar. —Después de leer eso, ¿Considera usted que está bien? Tómese un momentico para comprender que esos son los padecimientos que ha tenido en los últimos meses y dígame, con la mayor honestidad posible ¿Está usted bien Daniela?

Beso sabor a tequila [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora