Amor en Navidad (#1 Corazón de Navidad)

🎄Capítulo 5🎄

—Lo hizo pequeña, pero no me encontraba en la ciudad.

Mi amiga me llamo para decirme que Dafne me quería en su fiesta, pero yo aún me sentía mal por lo que había vivido además de que ya me encontraba en Londres.

—Podemos festejarlo cuando cumplas los ocho.

—Aún falta muchísimo.

—No importa, veras como pasa el tiempo rápido. Tu padre o Mara saben dónde te encuentras.

Pregunto al recordar que llego sola a mi oficina y ella no ha mencionado que alguno de los dos lo sepa. Confió en que, si alguno de los dos la comienzan a buscar Selene, Sylvie o Frank les digan que se encuentra conmigo.

No dice nada solo vuelve a caminar llevándome en dirección al lago.

—Podemos tomarnos una foto —pregunta sacando un móvil de su chamarra.

Asiento. Me agacho a su altura y ella apunta con la cámara a nuestros rostros teniendo el lago como fondo.

Regresamos al área de las cabañas después de dos horas donde ella me hablo sobre estos dos años alejados. Me hablo muy poco de su madre, como fue su relación después de que me fuera y recuerdo lo que paso después de que confirmara que si estaba embaraza.

***

06 de diciembre

Después de dejar a Dafne con su tía, pues la rubia se encontraba en mi oficina esperando a la niña que no aviso, pero tanto Sylvie y Frank tranquilizaron diciéndoles que se encontraba conmigo.

No me he encontrado con Axel y supongo que igual que yo se encuentra afectado con nuestro encuentro. No lo he buscado porque tengo algo de miedo de abrir la boca y que me lastime como lo hizo hace casi dos años.

Tocan la puerta de mi habitación cuando desabrocho los botones de mi pijama para alimentar a mi hijo.

Sylvie entra cambiada.

—Me voy. Regreso en dos horas.

—¿Dónde vas? —pues ella dijo que tenía asuntos que arreglar, pero estos eran hasta que su madre regresara.

—Axel me dijo que lo acompañara al aeropuerto —responde desde el umbral. —Nuestras madres llegan hoy.

Ahora recuerdo que dijo que ambas mujeres adelantaron el viaje.

—¿Vendrá por ti... o iras a su cabaña? —pregunto dudosa que entre a la intimidad que conservo.

—Nos veremos en su cabaña —suspiro—. Dafne y Mara se quedarán en ella.

—Vale, nos vemos más tarde.

Sale de la habitación. Recibo una llamada de Frank.

—Derín, la pequeña rubia de la otra vez quiere hablar contigo. Ha llegado a tu oficina y le he dicho que no te encuentras, pero ella insiste en verte en este mismo instante. ¿Cómo le hacemos?

—Tráela a mi casa —respondo—. ¿Su tía esta con ella?

—Hablas de la versión adulta de la niña, sí, ella se encuentra con la pequeña.

—Tráelas

Termino la llamada. Alper se despega de mi pecho y eso significa que ha terminado de comer. Lo dejo en la cama para abrochar mi blusa antes de bajar con las chicas.

Se escucha el timbre en el interior de la casa. Bajo a abrir y ahí se encuentran las copias idénticas a la señora Alice Luna junto a Frank.

—Hola —pronuncio.

—Hola —responde ambas.

—Pasen —caminan detrás de mí al hacerlo—. Ten —le entrego a Alper a Frank. Ahora vengo voy a quitarme el pijama, ¿pueden esperar chicas?

Ambas asienten sentándose en uno de los sofás de la casa.

Salgo disparada a mi habitación. Me voy hasta el armario del que saco vaqueros, una chaqueta negra de cuero y una camisa blanca arrojándolos a la cama para darme una ducha rápida.

A los quince minutos ya me encuentro en mi cocina con las chicas y Alper. Frank regreso a la recepción enseguida que dejo a las chicas. Encontré a Dafne y Mara jugando con Alper provocando que unas lágrimas se deslizaran por mi rostro, lagrimas que limpié antes de que las chicas me vieran.

Alper se encuentra sentado en su silla especial mientras yo me paseo por la cocina intentando preparar el desayuno.

—Entonces, ¿Cuál es la razón de su vista? —pregunto sacando jugo y leche de la nevera.

—Dafne tiene algo que decirte —pronuncia Mara sentada en uno de los taburetes de la isleta.

—¿Qué es angelito? —dejo las bebidas en la isla y regreso a la nevera para sacar la fruta que un día anterior pico la mujer que trabaja para mí.

—La abuela regresa hoy y quiero hacer una fiesta —responde tomando el juguete que se le cayó a Alper.

Mara la interrumpe para explicarme que su madre desde hace como dos meses que se encontraba fuera del país, pues se tomó un tiempo para ella sola lejos de su familia y trabajo.

—No creo que haya problema, solo tengo que hablar con Frank y yo les informo enseguida para la fiesta.

—Gracias —responde Mara poniéndose de pie.

—No se vayan, quédense a desayunar conmigo —pronuncio, pero la cara de duda de Mara me hace hablar nuevamente—. Si quieren.

—¿Qué dices Dafne? —pregunta a la pequeña.

La pequeña asiente y regresan a sus asientos.

Tomo uno plato donde sirvo algunas frutas bien picadas para Alper junto a una pequeña porción de huevo.

Sirvo los panqueques a las chicas y las tres comemos en silencio, pero no en un silencio incómodo.