Xiao Zhan es un inseguro chef de comienzo que sólo busca una salida a la mala vida que lleva. Sin embargo, en esa búsqueda se encuentra con Wang Yibo, el chico con el cual aprenderá que el corazón puede volver a ser reparado para amar.
Wang Yibo es...
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Durante los últimos meses, la mayoría de cosas, o más bien todo había sido como algo de ensueño, y ninguno se quejaba de absolutamente nada. Tal parecía que la vida había terminado todo lo malo para con ellos.
Xiang Tian era evidente que aún seguía en prisión, al igual que Cheng Xiao. Sin embargo, ésta última estaba en un riesgo de entrar en condena de cadena perpetua al igual que Xiang Tian al estar las autoridades descubriéndole cada vez más crímenes y contradicciones en sus halagos, así que lo más probable era que nunca más, ninguno de los dos podría volver a ser libre.
La empresa Gong se volvió más grande, teniendo más ganancias y prodigio conforme el CEO creaba más proyectos en su respecto. Por supuesto, la mayoría de estos siempre resultaban con los proveedores por Wang ZiXuan, que al final, terminó por aceptar ser la novia de Gong Jun. ZiXuan no era más una asistente, sino que su puesto subió a Directora, con lo que a veces, sólo por molestar a su actual prometido cancelaba cosas, sin preocuparse de nada. Sabía sabía que el hombre la perdonaría y al final no tendrían ninguna ganancia. Una completa gremlin, y Gong Jun, un completo idiota enamorado.
Por su parte, Liu HaiKuan y Wang ZhuoCheng, bueno, fue más que evidente que se habían comprometido tiempo atrás, pero ahora tenían apenas medio año de haberse casado formalmente, y ZhuoCheng estaba en espera. Algo que aunque no era para nada notable, ya que no había ninguna peculiaridad, les hacía a la pareja ser unos completos empalagosos en cada lugar en el que estuvieran.
Uh, y Dilraba seguía absorta en su trabajo, esa era su vida. Ella alegaba que no necesitaba un novio y todos le creían.
Xiao Zhan, por su parte, no podía pedirle nada más a la vida. Tenía un novio que, aunque de vez en cuando podía ser un arisco, siempre tenía una faceta cariñosa que disfrutaba, al igual que el trabajo de sus sueños. La cadena de restaurantes HuangYan Fu en Beijing fue lo único que necesitó para que su profesión finalmente pudiera ser ejercida como deseó desde un principio.
Y bien, Wang Yibo también tenía lo suficiente para que su vida fuera una basta perfección. No obstante, sabía que faltaba algo y haría que ya no lo hiciera pronto.
Por otro lado, en HuangYan Fu, ya casi por dar las nueve de la noche, Xiao Zhan terminaba de limpiar lo último que le correspondía para después poder comenzar con su trabajo extra. Recientemente, el restautante había sido completamente reservado en la noche actual, por lo que pronto tendría que empezar a hacer todo lo debido conforme a las indicaciones del cliente.
Ya no había personal. Todos los empleados habrían salido al aproximo de una hora, así que él era el único en el lugar. Aún tenía puesto el blanco uniforme respectivo de los chef, y estaba a punto de quítarselo. Pero de un momento a otro su cintura fue rodeada por unos brazos, y un mentón siendo recostado sobre su hombro.
