章节 二十八

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Una semana después de su incidente en YunChuan, Wang Yibo rondaba por los pasillos del hospital, con su cara decaída, los labios abultados y unas grandes ojeras marcadas

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Una semana después de su incidente en YunChuan, Wang Yibo rondaba por los pasillos del hospital, con su cara decaída, los labios abultados y unas grandes ojeras marcadas.

Sólo podía pensar en lo que Xiao Zhan le había dicho aquella noche, maldiciéndose a sí mismo por todo lo que el pelinegro pensaba de su propia persona, creyendo de igual manera que era debido a él. No obstante, sabía también que de nada servía culparse; si así no se arreglaba nada.

Más allá de todo su pensar, estaba extrañado y preocupado como los últimos meses, siendo esta vez con más intensidad, puesto que el Jefe de Cocina le negaba el paso al área, algo con lo que empezaba a frustrarse.

Finalmente, al igual que Lao Wang, el Jefe suspiró. —Dr. Wang, Xiao Zhan renunció hace dos días.

Su ceño se frunció, sintiendo de repente negatividad. —¿Qué?

—Él dijo que se iría.

Eso fue la última cosa que necesitó para entrar completamente en pánico. Agradeció con rápidez al hombre. Rompió las reglas del hospital, y corrió hacia la salida de éste.

No sabía que era lo que tenía que hacer, tampoco a que se refería con "irse". Sus manos estaban empezando a temblar por sus nervios, y para cuándo quiso sacar su celular para marcar a cualquier persona cercana a ellos, una exclamación detrás de él lo hizo girarse con apuro.

Gong Jun llegaba corriendo desde atrás, jadeando de cansancio una vez que estuvo frente al castaño —. Wang Yibo, tienes que ir ahora mismo al aeropuerto. Xiao Zhan está por irse.

Quería decir muchas cosas, tenía muchas preguntas en su respecto, pero ninguna podía salir. —¿Q-Qué? ¿Qué quieres decir con que se va?

—Oh, maldición, va a irse a Busan. No hay tiempo. Demonios, tienes que ir. Prometí no decirte nada y ahora me siento como un traidor. ¡Vete ya! ¿Qué más estás esperando? El vuelo sale media hora.

No esperó nada más. El aeropuerto estaba casi del otro lado de la ciudad y la hora en la que estaban sería un verdadero infierno en el tráfico. Tenía que llegar a tiempo, o sino, estaba consciente de que lo perdería para siempre. Subió a su auto, arrancándolo enseguida, sin esperar nada. Para su mala suerte, como se lo había imaginado, la calle estaba repleta.

Su desesperación empezaba a aumentar conforme los minutos pasaban y no había avance. Con esto, dejando de importarle todo en absoluto, se desvió, pasando todos los altos y rebasando a los demás, pero simplemente el tiempo se le estaba terminando.

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Xiao Zhan ya no lloraba, pero sí sentía su pequeño corazón ser estrujado por cada segundo que pasaba. Nadie, aparte de Gong Jun sabía que se iría, por lo que estaba solo en el lugar, rodeado completamente por la gran cantidad de personas que esperaban su mismo vuelo o los que andaban por ahí mismo.

Hello, Little Happiness.Where stories live. Discover now