Xiao Zhan es un inseguro chef de comienzo que sólo busca una salida a la mala vida que lleva. Sin embargo, en esa búsqueda se encuentra con Wang Yibo, el chico con el cual aprenderá que el corazón puede volver a ser reparado para amar.
Wang Yibo es...
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La mirada de Wang Yibo se oscureció de repente cuando giró su vista a un costado, notando primeramente, antes que nada a Xiao Zhan repartiendo folletos y dando indicaciones a cada cliente que llegaba, con una sonrisa géntil en los labios mientras lo hacía.
Pero la verdadera razón de su repentino malestar es que Gong Jun se había acercado a Xiao Zhan, extendiéndole una botella de agua, empezando, aparentemente a tener una charla amena. Pero no estaba celoso, eso era seguro.
No estaba celoso.
Gong Jun andaba detrás de ZiXuan y él estaba con Xiao Zhan, además, confíaba perfectamente en su chico. Sin embargo, a pesar que desde antes ya había querido empezar a confíar al menos un poco en el primero, lográndolo apenas, aún así no podía evitar que ese ápice de desconfíanza siguiera carcomiéndolo cada que los otros dos estaban juntos, aunque fuera a dos metros de distancia. Simplemente su cabeza se volvía un caos de cohibición.
—Dr. Wang, Dr. Wang, ¿Qué pasa?
Reaccionó, volviendo rápidamente a la anciana que en ese instante checaba antes de haberse distraído con lo anterior. La señora le sonrió cuando él terminó de quitar el tensiometro aneroide, a lo que correspondió. —Todo esta bien con su salud. Tía, puede estar tranquila.
Había pasado al menos medio mes para que la colaboración entre la empresa Gong y ZhuTing fuera llevaba a cabo, eligiendo a un solo médico de cada área con un interno experimentado para, con lo que él, junto con Meng ZiYi fueron los invitados. Y no se negó, porque de todas formas sabía que, alejado de las ganancias que tendría su hospital, también había sido invitado por el CEO del lugar. Aunque siendo esto avergonzadamente como un agradecimiento.
Conforme el tiempo pasó, la gente de clientela empezó a disminuir hasta volverse nula, con lo que, terminando de acómodar sus pertenencias anteriormente utililizadas, al igual que dándole indicaciones a la interna, buscó con la mirada a su pelinegro, percatándose de que esta vez estaba con ZiXuan en uno de los mesones, guardando cosas de igual manera. Bueno, a comparación de Gong Jun, no sabía la razón, pero confíaba más en ella.
Sin pensarlo, un profundo bostezo salió de él. Algo lógico, puesto que no había dormido como se debía las últimas noches. En ese entonces, su brazo fue rodeado por otro, a lo que volteó solemente para toparse con Zhan, quién lo miraba como si estuviese esperando alguna reacción por su parte. Pero al no ver ninguna, tomó la palabra primero. —Ya terminamos aquí, tenemos el resto de la tarde libre. Podemos ir a descansar si lo quieres.
Estuvo por asentir, más, al momento recordó. —Antes comentaste que te gusta el parque de atracciones, ¿por qué no vamos más tarde?
Sin saber en que momento ya habían empezado a caminar, aunque con paso lento, Xiao Zhan le refutó. —Pero... estás tan cansado— él, al notar la ceja curveada del castaño, como si trata de decirle un ¿Y qué? , se rindió, sabiendo que no podría hacerlo cambiar de opinión. —Tú ganas.
