章节 三

1.3K 222 16
                                    

La felicidad inicial de Xiao Zhan fue efímera durante los pocos días que no tuvo la necesidad de regresar a la casa que compartía con Gong Jun

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

La felicidad inicial de Xiao Zhan fue efímera durante los pocos días que no tuvo la necesidad de regresar a la casa que compartía con Gong Jun.

Su estadía en el hotel terminó, al igual que el dinero que mantenía consigo, por lo que ya no podía seguir pagándola. Además, por sí fuera poco, no se había presentado a trabajar en la empresa. No quería regresar a esa casa; pero tenía que hacerlo por el momento.

La tarde estaba cayendo, el arrebol del cielo comenzaba a hacerse presente por la hora en la que estaban. Xiao Zhan caminaba a paso lento, nervioso por lo que puediera pasarle en cuanto ingresara al área.

Sin embargo, sus ojos se abrieron de más con asombro al ver que en el gran jardín de la mansión estaban todas sus cosas regadas. Algunas maletas estaban ahí, desgastadas a más no poder, vacías. Sus aparatos eléctronicos también fueron quitados. No obstante, éstos estaban completamente destruídos.

Olvídando todo sentimiento sumiso y miedoso, corrió hacia el portón del lugar, agitándolo para tratar abrirlo, mientras gritaba con fuerza. —¡Gong Jun, abre! ¡Maldito bastardo!— De pronto, sintió como el hierro del portón comenzaba a moverse, para que en continuación este se abriera, permitiéndole el paso, a lo que corrió unos cuantos metros hacia el interior. Antes de ser agarrado por los guardias de seguridad, poniéndole sus brazos por detrás de su espalda, divisó al hombre ir saliendo de la gigantesca casa. —¡Gong Jun, tú...!— Exclamó, fébril.

Gong Jun hizo una seña con la mano a sus guardias, a lo que estos soltaron a Xiao Zhan. —¿Qué haces aquí? ¿No tuviste suficiente con la humillación que me hiciste pasar?

Xiao Zhan frunció el entrecejo, sintiendo sus ojos picar. Se encaminó con rápidez hacia Gong Jun. Alzó la mano en el acto, con próposito de abofetearlo con toda la fuerza que pudo poner en su mano. Así lo fue.

El golpe seco que resonó por todo el lugar, en conjunto del rostro inclinado de Gong Jun por la intensidad del golpe fue algo satisfactorio en demasía para Xiao Zhan. Porque aquello era algo que anhelaba hacer desde hacía demasiados años.

—¡Xiao Zhan! ¿¡Cómo te atreves!?— Gong Jun le gritó, tomándolo por los hombros para zangolotarlo por unos instantes. En continuación a ésto, estando impregnado de valentía por el momento presente, Xiao Zhan lo empujó, brindándole dos abofetadas continúas. —¿¡Qué demonios te sucede!?

Volvió a acercarsele, a lo que el pelinegro dió un paso hacia atrás. Lo miró gélido, con las manos ligeramente extendidas hacia el frente. —Intenta tocarme de nuevo y juro que no respondo.— Murmuró, dándose la vuelta para ir a recoger lo que lograra salvar de sus pertenencias, bajo la expresión airada de Gong Jun.

Una vez lo hizo, caminó a paso rápido hacia la salida nuevamente. Gong Jun no lo siguió, mucho menos sus guardias y eso era una gran ganancia para él. Deambuló por lo que restó de la tarde por lugares que ni siquiera sabía que existían. Tenía hambre, no había comido desde la mañana pero tampoco tenía dinero alguno para poder comprarse algo.

Hello, Little Happiness.Where stories live. Discover now