Louis va como castigo a un campamento militar, y quizá no deba llamarlo castigo cuando conozca a uno de los soldados, uno de ojos verdes y cabello largo. No uno cualquiera, por supuesto, es el mismísimo hijo del coronel.
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Era Nochebuena y la familia Tomlinson-Styles se reunió en la sala de estar después de la cena, Louis y Harry estaban jugando juegos temáticos navideños y cantando villancicos con sus tres adorables hijos que estaban demasiado emocionados como para quedarse quietos. Los tres niños pequeños, Andma, Peter y Karla estaban demasiado ansiosos pensando en lo que Papá Noel les traería este año.
El dulce canto de Harry llenaba la casa, bailaba y hacía girar a su hija de 6 años alrededor del árbol de Navidad delicadamente decorado y brillantemente iluminado.
Karla es su nombre y Andma le sonreía, ella se reía tontamente y luchaba por mantener el equilibrio debido a su sonrisa en forma de media luna que cegaba su entorno.
Louis estaba sentado en el suelo, estaba jugando al pictionary con su otro hijo mayor de 8 años, Peter, tarareando la música que sonaba en el teléfono de Harry, tamborileando el suelo al ritmo mientras pretendía pensar.
El niño estaba agarrando sus manos, pensativo, y Louis estaba haciendo todo lo posible para no soltar la respuesta que sabía desde el principio, porque quería que su hijo ganara esta ronda.
—Papá, ¿de verdad crees que Santa Claus vendrá a nuestra casa esta noche? A veces no juego con Karla cuando me lo pide y tengo miedo de que Santa me ponga en la lista de niños malos por eso. —Andma exclamó escondiendo sus ojos llorosos bajo sus manos.
Harry hizo una pausa y miró a su princesa, se arrodilló y ahuecó sus mejillas, secándole las lágrimas que caían por sus mejillas.
—Por supuesto que vendrá a nuestra casa, mi amor, porque has sido la mejor hermana mayor. Has sido amable con tu hermana, muy protectora, y has cuidado también a Peter, y Santa lo sabe, tienes el corazón más grande del mundo, y Santa te dará un gran regalo, lo sé, créeme.
Andma asintió con la cabeza y abrazó a Harry, sorbiendo en su pecho y sintiendo la mano familiar de su padre frotando su pequeña espalda.
—Pero él no podrá entregar los regalos si estáis despiertos, ¿lo sabéis?
Louis le dijo a su hija, que se separó de su otro padre para mostrar su pequeño puchero porque entendía lo que eso significaba, ya era hora de dormir.
—Tienes que estar dormida para que él pueda venir y dejarte tus regalos, ¿verdad?
Louis estaba murmurando de nuevo, mientras veía a su hija mostrarle su familiar sonrisa antes de levantarla en el aire, haciéndola girar. Karla corrió hacia su padre, queriendo también un poco de atención.
—¡Yo también quiero volar, papá! —Suplicó adorablemente y Louis fue lo suficientemente fuerte como para llevarlas a ambas.
Harry sonreía con cariño a su encantadora familia mientras acariciaba las suaves hebras del pelo de Peter, que se reía por lo bajo por cómo chillaban por el cúmulo de sensaciones que experimentaban, mientras giraban alrededor de la casa, casi derribando el árbol de Navidad.
