Louis va como castigo a un campamento militar, y quizá no deba llamarlo castigo cuando conozca a uno de los soldados, uno de ojos verdes y cabello largo. No uno cualquiera, por supuesto, es el mismísimo hijo del coronel.
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OLVIDAR
Harry ha pasado todo el día tratando de convencerse a sí mismo de hacer esto. Son las once y media de la noche y sabe que tiene que irse ahora o el cumpleaños de Louis terminará y nunca tendrá las agallas para volver a hacerlo.
Después de tamborilear incesantemente con los dedos sobre la mesa durante cinco minutos más, agarra la cajita verde y las llaves del Jeep y se va antes de cambiar de opinión.
Otros cinco minutos después, Harry está estacionado fuera de la habitación. Respira hondo y sale, cierra la puerta del coche y camina hacia dónde está Louis con falsa confianza.
Toca la puerta.
En los dos minutos que le toma a la cerradura de la puerta girar, Harry casi se ha convencido a sí mismo de huir y fingir que nunca iba a hacerlo.
Pero luego la puerta se abre y Louis está de pie allí en sus pantalones cómodos con una manta envuelta alrededor de sus hombros. Su cabello se levanta de manera extraña y sus ojos están enrojecidos.
Ha estado llorando.
—¿Qué estás haciendo aquí tan pronto?
Louis se cruza de brazos. Está un poco arrastrado por el sueño, pero definitivamente hay algo detrás de sus palabras.
—Yo... Yo vine a darte tu regalo.
Harry murmura, tragando saliva y mirando sus zapatos mientras los rasca en la tierra. Sus cejas se juntan un poco y sus dedos se enrollan alrededor de la caja en su bolsillo, las palmas de las manos sudan porque si esto sale mal, Harry se odiará a sí mismo toda la vida.
Louis se siente un poco culpable porque Harry se ve molesto, pero joder. ¡Todos se han olvidado de su cumpleaños! Ni siquiera ha recibido una llamada de su casa, ni de su madre, ni de sus hermanas, ni siquiera una carta.
—¿A las doce menos veinte después de que lloré hasta quedarme dormido porque mi familia se olvidó de mi cumpleaños?
Oh, vaya, Harry no sabía que todos lo habían olvidado. ¿Cómo pudieron olvidarlo?
—Yo no.
Harry está tan nervioso que tartamudea porque Louis está enfadado. No ve que esto termine bien, definitivamente.
—Pasé todo el día tratando de... Tratando de convencerme a mí mismo de traerte esto.
Le tiemblan los labios y las manos le tiemblan con tanta fuerza que casi deja caer la caja mientras busca a tientas para sacarla del bolsillo. Harry nunca ha sido tan jodidamente emocional en su vida.
Louis suspira porque puede decir por lo molesto y nervioso que está, que Harry está diciendo la verdad y en realidad ha pensado mucho en lo que sea que esté en la caja verde que está sosteniendo.
