Louis va como castigo a un campamento militar, y quizá no deba llamarlo castigo cuando conozca a uno de los soldados, uno de ojos verdes y cabello largo. No uno cualquiera, por supuesto, es el mismísimo hijo del coronel.
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FANTASMA
Louis había llamado a Harry un total de 56 veces durante los últimos 3 días. 56 veces no se sintió suficiente, porque ni una sola de ellas había sido respondida. Envió cientos de mensajes de voz hasta que se le acabaron los minutos. Incluso estaba tomando la apresurada decisión de usar el teléfono público a 4 kilómetros de su casa.
Era posible, y Louis realmente tuvo que repensarlo. Pero era Harry y nadie había oído hablar de él desde que fue al campamento por su propio pie.
Así que, sin pensárselo, harto de esperar, Louis salió del apartamento. Estaba oscuro y estaba solo y el único objetivo que emitía luz era la luna y se preguntaba por qué nadie ponía algunos postes de luz. Casi podía ver el teléfono con el rabillo del ojo y vio a alguien tirado en el suelo.
No podía ser Harry, pensó para sí mismo.
No había recorrido todas las calles de Londres para que Harry pudiera estar simplemente tendido en el suelo. Se inclina para mirar a la persona y es Harry, Harry borracho y somnoliento.
Y huele. Fatal. Como si no se hubiera duchado en tres días y estuviera borracho porque su padre le engañó toda su vida.
Poniendo su brazo sobre su hombro, se fue con un chico borracho al apartamento.
Caminó penosamente por las escaleras hasta el baño y desnudó a Harry, rociándole agua en la cara para poder despertarle levemente.
—He estado muy preocupado. —Louis suspiró. Harry esbozó una sonrisa genuina.
—Creo que bebí demasiado, mamá. Estoy viendo un ángel.
Louis dejó que Harry lo llamara mamá, porque estaba demasiado borracho para ser corregido de todos modos.
—Sí, lo hiciste. Al menos deberías haber llamado. Para saber que estabas bien, ¿no?
Louis dice, ayudando a Harry a secarse y ponerse un par de pantalones de chándal.
—Sí, bueno. Louis estaría preocupado.
Harry se rió y casi rompe el oído de Louis. Tragó saliva.
—Sí, te ama, ya sabes.
Harry hace una mueca.
—Pero yo te amo, mamá.
Harry pasa su mano por el flequillo de Louis.
—Lo sé, ella también te ama. —Louis dice con lágrimas en los ojos.
Harry se acuesta en la cama y Louis se acuesta a su lado. Louis deseaba mucho que Harry no estuviera borracho.
—Te voy a besar, ángel.
Y con eso, besó a Louis suave y lentamente, y Louis no le devuelve el beso porque está mal, y no quiere aprovecharse de él.
