Louis va como castigo a un campamento militar, y quizá no deba llamarlo castigo cuando conozca a uno de los soldados, uno de ojos verdes y cabello largo. No uno cualquiera, por supuesto, es el mismísimo hijo del coronel.
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HÉROE
7 de julio
Hay tensión en el aire.
Están en un tren. Soldados derrotados y exhaustos llenan las cabinas del vagón, absurdamente silenciosos, temerosos de hacer ruido como si todavía estuvieran luchando por sus vidas en los recovecos de Orvieto, como si las tropas francesas todavía estuvieran explorando las costas en busca de italianos, ingleses y alemanes.
Soldados franceses, planeando matarlos meticulosamente, uno por uno.
Al otro lado de la cabina de Luke se sienta Harry. El teniente Styles. El defensor de los hombres, protector de la humanidad. Teniente obligado a evacuar las playas. Vergüenza para el linaje de los valientes y heroicos militares de los que es producto.
Sus rostros juveniles y asustados manchados por petróleo, un recordatorio de los que se perdieron en el agua apenas unas horas antes. El agua salada chapotea en sus botas, empapando las capas de calcetines mugrientos que les cubren los pies.
El cabello de Harry es viscoso, sucio y denso, extendido sobre su frente sucia, amenazando con obstruir su línea de visión. Levanta la mano para apartar algunos mechones ennegrecidos de los ojos y concentrarse en Luke.
-No somos héroes. -Dice secamente.
-Nadie dijo que lo fuéramos. -Responde Luke, luchando por desplegar una manta que le dio un tío ciego en el muelle.
Las yemas de sus dedos están rígidas y entumecidas por el clima frío e implacable que soportaron durante el transcurso de la última semana.
-Nos vamos a casa, amigo. Olvídalo.
-Todo lo que hicimos fue sobrevivir. Bien podríamos estar muertos con la forma en que nuestros compatriotas nos tratarán. Somos tan malos como el enemigo.
Harry repite sus propias palabras, dichas con descaro a los lugareños en el muelle, a la gente que amablemente envió a cientos de miles de soldados con comida y ropa de cama.
Harry estudia al soldado, sus ojos castaño claro escudriñan la forma en que sus labios se mueven mientras palabras tan cínicas y duras se derraman de su boca.
-Eso no es cierto. -Argumenta.
-¿Ah, no? Nos escupirán. -Harry se burla, sacudiendo la cabeza con incredulidad.
Se vuelve hacia la ventana, con los ojos siguiendo a la luna mientras acelera el tren, como si se deslizara por el oscuro y omnisciente cielo nocturno junto a ellos.
Los recuerdos de casi ahogarse y luchar para subir a un bote de remos mientras otros soldados lo empujaban inundan su mente. Entonces también era de noche, solo la luna y las estrellas estaban presentes en el cielo. La única luz que guiaba su nadado en pánico, mientras se alejaba de la explosión de los botes.
