Louis va como castigo a un campamento militar, y quizá no deba llamarlo castigo cuando conozca a uno de los soldados, uno de ojos verdes y cabello largo. No uno cualquiera, por supuesto, es el mismísimo hijo del coronel.
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HISTORIA
Louis se apoyó en sus manos, soportando su peso con los brazos, las piernas cruzadas a la altura de los tobillos. Con la mano que no estaba usando para sostener el libro, se acercó a la cara de Harry mientras se colocaba encima de él y lo atraía para darle otro beso.
Louis se rió entre dientes y tocó la tela en el cuello de la camiseta de Harry.
—Pensé que había dicho que me lo leyeras.
Refunfuñó Harry, empujando su palma hacia abajo sobre la entrepierna de Louis a propósito
—Pero supongo que, si no estás dispuesto, podría llamar a un taxi e irme a mi hotel, pero algo me dice que en este punto, que ese libro no es el único asunto pendiente que tenemos entre nosotros.
Louis tarareó en la boca de Harry. Maldita sea, el chico sabía lo que estaba haciendo.
Harry movió su mano derecha desde el bulto en los vaqueros de Louis hacia arriba, debajo de la parte delantera de su camiseta para masajear la piel. Su mano izquierda se acercó a la derecha y ambas estaban calientes.
Harry aplicó una presión suave con movimientos circulares hasta justo debajo de las clavículas de Louis y lo empujó suavemente hacia su espalda contra el cojín de las almohadas.
—Te veo interesado en mi libro. —Rió, mientras los dedos de Harry acariciaban, de hecho, sus pezones.
Harry asintió con los ojos entrecerrados, bajó la cara hacia el cuello de Louis y parpadeó, haciéndole cosquillas a propósito en la piel de la garganta con sus pestañas.
Con su boca presionó besos húmedos por todo su cuello, trazando las venas con su lengua y lamiendo su nuez. Louis inhaló profundamente, absorbiendo los aromas mezclados del champú de Harry junto el propio de Harry, que impregnaba el apartamento y la ropa de cama en la que estaba acostado, el olor a menta en su lengua.
Louis tardó unos minutos en comprender que Harry tenía toda la intención de tratarlo (exasperantemente) como si fuera una especie de flor delicada, y además estaba hecho de vidrio quebradizo.
La comprensión vino en algún lugar entre los toques ligeros como una pluma en las áreas más sensibles de su piel (que Louis apenas recordaba haber tenido) y los dulces besos que Harry le dio a cada centímetro de desnudez recién expuesta.
Entonces Harry estaba jugando con él.
Sabía muy bien que Louis no quería hacer el amor, dulce y lento. Iba a seguir mordiéndolo hasta que Louis estalló y quiso tomar el asunto en sus propias manos, incitando a la rudeza necesaria.
Louis consideró brevemente separarlo.
Esa idea duró exactamente hasta que los dientes de Harry, que antes rozaban el hueso de la cadera de Louis, se hundieron, muy ligeramente. Louis se mordió el labio y echó la cabeza hacia atrás contra las almohadas, gimiendo descaradamente.
