Louis va como castigo a un campamento militar, y quizá no deba llamarlo castigo cuando conozca a uno de los soldados, uno de ojos verdes y cabello largo. No uno cualquiera, por supuesto, es el mismísimo hijo del coronel.
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INFIERNO
Harry abrió la puerta de la casa, usando su hombro. Se sorprendió al ver que estaba un poco abierta, pero no le dio importancia, ya que significaba que Louis probablemente estaba en casa y también le facilitó las cosas, ya que estaba tratando de llevar cinco bolsas llenas de regalos a la vez.
Lo cual no fue una de sus ideas más brillantes, pero estaba nevando y él estaba helado. No quería volver al coche y volver a entrar.
—¡Louis, estoy en casa!
Harry gritó mientras cerraba la puerta con un golpe. No hubo respuesta y esto lo sobresaltó. Pero todo lo que saludó a Harry esta vez, fueron los suaves sollozos provenientes de la sala de estar. Confundido y curioso, Harry dejó caer sus maletas y siguió el sonido hasta la habitación.
En el momento en que sus ojos se posaron en el chico destrozado que sollozaba incontrolablemente en el sofá.
Lentamente, se acercó al chico que sollozaba y le susurró.
—Mi pequeño.
Susurró esto una y otra vez, hasta que estuvo sentado en el sofá y acunando a Louis en sus brazos mientras lloraba en su pecho. Harry lo sentó en su regazo y puso sus manos a cada lado del rostro de Louis, secándose las lágrimas con el pulgar. Él escaneó su rostro y sonrió suavemente.
—¿Qué te pasa?
Louis inhaló y arrastró su mirada lejos de su novio.
—No es nada.
Harry puso los ojos en blanco y obligó a Louis a mirarlo.
—No me digas que llorar sin parar es nada.
Louis suspiró y comenzó a trazar patrones en el pecho de Harry, ahora más formado que semanas atrás, usando su dedo índice.
—Lo sé. Es que mañana es...
—Nochebuena y tu cumpleaños. Lo sé.
Louis se mordió el labio inferior y miró a Harry a través de largas y bonitas pestañas. Harry llevó su mano a la mejilla de Louis y la acarició suavemente.
—¿Vas a decirme qué pasa?
Él susurró.
El chico en cuestión tragó saliva y dejó que una lágrima rodara por su mejilla. Esta vez, Harry no hizo ningún esfuerzo por limpiarla La vio caer por la barbilla de Louis y rebotar en la rodilla de él mismo.
—No me estoy sintiendo muy bien respecto a... Lo nuestro, últimamente.
Harry asintió y le dio a la mano de su novio un apretón de consuelo. Louis hizo una pausa y se secó las lágrimas que caían con la manga.
