Louis va como castigo a un campamento militar, y quizá no deba llamarlo castigo cuando conozca a uno de los soldados, uno de ojos verdes y cabello largo. No uno cualquiera, por supuesto, es el mismísimo hijo del coronel.
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PORCELANA
Estaba oscuro y borroso, escuchó débiles voces distorsionadas que lentamente se hacían más fuertes. Podía sentir un par de fuertes brazos bloqueando sus brazos y hombros en su lugar a cada lado. Cuando recuperó el conocimiento, se dio cuenta de que lo estaban arrastrando por el suelo.
—¿H-Harry?
Susurró en silencio cuando una de las personas que lo sujetaban se dio cuenta.
—Se está despertando.
La voz grave sonaba sorprendida y casi nerviosa.
—No te preocupes, está bien atado. Pero agárrale fuerte por si acaso. —Respondió otra voz masculina.
Trató de recordar lo que había sucedido, por qué estaba allí, quiénes le tenían atado y qué diablos estaba pasando. En una fracción de segundo todo volvió, como si alguien lo golpeara en la cabeza.
Su transporte que se suponía que lo llevaría de regreso a Inglaterra había sido secuestrado, todos los responsables de su escolta y protección habían sido asesinados y él fue tomado como el único rehén.
Aún así, no habían estado conteniendo los golpes, él había recibido una buena paliza, se había roto las costillas y la parte superior de la espalda. Nada severo, pero lo suficiente como para no poder moverse mientras lo arrastraban por el suelo.
Cuando sintió que su consciencia regresaba, al igual que su fuerza no estaba feliz de ser arrastrado sin dignidad por el suelo como un perro.
Comenzó a resistir levemente.
—Se está resistiendo.
La voz nerviosa ahora suena bastante desestresada.
No obtuvo ninguna respuesta cuando se abrió una puerta grande y pesada, y entraron en una habitación que no era como ninguna de las demás del lugar.
Estaba lleno de antigüedades, oro y otras cosas que Des no reconoció. Finalmente fue levantado a una posición de pie antes de ser forzado a sentarse en una silla. Los dos chicos, con caras tapadas con pasamontañas, lo habían llevado atando sus manos a la espalda y asegurándose de que las cuerdas estuvieran bien apretadas.
—Todo tuyo. —Dijo el chico con la voz menos grave.
El coronel respiraba con dificultad, le dolían las costillas, pero con su mejor esfuerzo se sentó y enderezó la espalda.
—Espero que mis amigos no hayan sido demasiado duros contigo.
Una vez que lo que cubría su rostro desapareció, el estómago de Des Styles se retorció de tal modo que creyó haberse meado encima. No lo hizo, desafortunadamente.
Un chico de ojos verdes en una silla al otro lado de la habitación dijo mientras se levantaba, caminaba frente a su escritorio y se inclinaba en el borde de él. Su cabello era rizado, castaño claro. Tenía una sonrisa brillante, que daba miedo. Su físico estaba destruido a cómo era años atrás, pero seguía teniendo el porte de un teniente.
