🎄Capítulo 7🎄

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Me acerco al estante y tomo la primera caja. Esta pesada que no puedo con ella, siento que en cualquier momento la puedo tirar. La dejo en la mesa y la reviso sin obtener lo que buscaba.

Escucho un ruido de la habitación de al lado.

Regreso la caja al estante y tomo otra caja del mismo lugar.

Sigo con lo mío. Seguramente son los trabajadores que hacen su trabajo.

Unas pisadas se escuchan más cerca, pero yo les quitó importancia, no hago nada malo, solo un extra de mi trabajo.

Me voy acercando a la mesa.

El frío entra de lleno a la habitación, no sé cómo si deje la puerta cerrada y esta parte de la casa no tiene ventanas.

—¿Que estás haciendo? —hablan detrás de mí.

La caja que cargaba ahora se encuentra en mis pies.

Me giro a ver a la persona, no quiero que piensen que me estoy robando algo.

—¿Qué haces aquí? —pregunta el hombre cuando me ve.

Se encuentra parado en el umbral de la puerta.

—Busco decoraciones navideñas —respondo mientras me agacho a juntar la caja.

Espero que nada de lo que se encuentra adentro se haya roto, porque de no ser así yo tendré que pagar por los daños ocasionados aun cuando solo fue un accidente causado por el tipo que está detrás de mi acechándome.

—No hable ayer con usted para ponerle punto final a esa conversación —entra a la habitación.

—Usted dijo que llamara a su madre y eso fue lo que hice, no le debo ninguna explicación a usted —corto la plática y levanto la caja.

Sigue parado detrás de mí.

—Si no me va a ayudar, lo mejor es que se vaya —menciono—. Dijo que no quería interrupciones y eso es lo que yo le pido que haga.

—Esta es mi casa, yo hago lo que me da la gana y las palabras que su cerebro cree no son las que dice —responde recargándose en el viejo librero.

—Usted dijo que ya no lo llamara. Que su hija solo era un distractor para usted y si no lo nota ella no se encuentra en este lugar haciendo algún ruido distractor para usted. Al contrario, usted es la persona que me está distrayendo.

No digo nada más y coloco la caja en la mesa. La destapo y celebro internamente al ver que esta caja si tiene decoraciones navideñas.

Cierro la caja y salgo de la habitación cargándola. Bajo las escaleras con cuidado de no caerme. No quiero hacer el ridículo tropezando con alguno de los objetos que han sacado de las habitaciones.

Me voy acercando a la cocina donde escucho sus voces. Dejo la caja en la entrada del lugar, para entrar con ellas.

—Nos vamos —menciono al cruzar el umbral.

—¡Derín! —grita la niñita cuando me ve—. ¿Nos vamos? —pregunta y asiento.

—Ya encontré lo que buscaba —respondo—. Vamos para que te despidas de tu abuela y tu padre.

Baja del taburete.

—¿Alguna sabe dónde se encuentra la señora Alice? —pregunto tomando la mano de la criaturita.

—Dijo que estaría en el jardín —responde Esmeralda.

Salimos de la cocina por la puerta trasera de la cocina.

La niña se suelta de mi mano y corre en busca de su abuela.

La encuentra hablando con uno de los trabajadores. Espero a que se desocupe para acercarme a ella.

—Abuela —la llama la niña.

—Princesa —la toma en brazos.

—Ya nos vamos abuela.

—Te cuidas princesa —besa su cachete y después la suelta.

Damos la media vuelta cuando me llama.

—Derín, encontraste lo que buscabas —pregunta con una sonrisa en su rostro.

—Si señora, llevare las decoraciones a la otra casa —respondo.

—Esperemos que te sirvan, son muy viejas —responde muy amablemente—. Si de plano no sirven pueden comprar nuevas decoraciones. Solo háblame cuando inspecciones las viejas decoraciones.

—Hay que sacarle provecho —respondo.

Regresamos a la cocina donde Jena nos espera.

Quiero tomar la caja que deje en la puerta, pero esta no se encuentra donde la deje.

—No esta —menciono confundida de no haberme equivocado y la haya dejado en otro lugar.

—¿Que no está, Derín? —pregunta la señora Alice que llego con nosotros.

—La caja con las decoraciones. La dejé un instante aquí, en lo que llevaba a Dafne para que se despidiera de usted.

—Axel ya la ha llevado a la camioneta —menciona Jena—. Entro a la cocina justo después de que salieras con Dafne y me pregunto por la caja.

—Bueno, pues si ya nada nos detiene nos vemos señora —salimos de la cocina.

***

05 de diciembre

Ese mismo día que buscamos las decoraciones en la mansión de la Luna fuimos por la tarde al centro comercial donde compramos otras cuantas decoraciones que nos hacían falta para tener las decoraciones completas todo esto en compañía de Jena.

La pequeña Dafne se divirtió en el día de compras, menciono que con su tía Becca le gustaba salir al centro comercial y al llegar a casa su padre la regañaba por hacer compras innecesarias.

Las compras llegaron ayer por la tarde mientras Dafne dormía. Esta mañana al despertarse y ver el conjunto de cajas que adornaban la entrada de la casona se emocionó y empezó a sacar algunas cosas porque ya tenía ganas de decorarla, además de que quería que su familia viera el trabajo que ella hizo.

Jena se unirá a nosotros, no es mucho en lo que nos pueda ayudar, pero ella quería ser parte.

Ayer cuando llegaron las decoraciones menciono que hace bastante tiempo que los Luna no pisaban esta propiedad ya que les traía recuerdos de su fallecido padre. En especial a la señora Alice quedando viuda con cuatro hijos a los que tuvo que sacar adelante sola.

Es la primera vez que regresaban a este lugar después de muchos años. Su esposo la quiso traer aquí ya que era un lugar donde no podía estar a la vista de los medios de comunicación.

Ella me hablo como en los primeros meses de embarazo estuvieron juntos, pero él tuvo que viajar por motivos laborales, ambos querían mantener en privado su embarazo hasta que nazca él bebe, las únicas personas que lo saben son sus familias. Estos meses Jena ha estado recluida en esta propiedad sin que los medios de comunicación estén sobre ella permitiéndole disfrutar de su embarazo.

—Derín ya podemos comenzar —menciona la vocecita sacándome de mis pensamientos.

—Claro pequeña —respondo tomando una caja de la entrada—. Primero hay que separar las decoraciones angelito, en una parte pongamos las esferas, en otra las lucecitas, en otra la escarcha ¿comprendes?

La niña asiente y comenzamos a separar el material. Trabajamos en conjunto, yo separo las cosas y ella las pone donde se encuentran las demás decoraciones iguales.

Pasan veinte minutos y ahora yo me encuentro rodeada entre esferas y figuritas. Mi pequeña ayudante pregunta por Jena, pero al momento de hablar soy interrumpida por un grito proveniente de las habitaciones.

Le pido que me espere en el lugar, mientras yo voy a ver qué sucede.

Entro al pasillo que lleva a las habitaciones y otro grito se vuelve a preciar, me voy acercando y abro la puerta de la habitación de Jena que es de donde vienen los gritos.

—¿Qué pasa? —pregunto al entrar.

—Creo que mi bebé ya va a nacer —es lo único que dice para que comience a movilizarme por la habitación para ayudarla a salir y llevarla al hospital.


Amor en Navidad (#1 Corazón de Navidad)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora