El colmo de los cosmos

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La herida de Heaven

Hay mil fantasmas empeñados en gritar.
Miss Caffeina

Miss Caffeina

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Rutinas. Su vida estaba hecha de rutinas.
Despertar a las siete con treinta.
Desayunar a las ocho menos un cuarto.
Llegar a la escuela a las ocho y un minuto. Disculpen, corrijo: a las ocho en punto. "Y un minuto" está de más cuando eres un fanático de las cifras que solo cree en los números finitos. La eternidad da un poco de miedo ¿verdad?
La eternidad, las máquinas del tiempo y la incertidumbre.
El colmo de los cosmos es querer llegar a la luna cuando ya la tienes entre tus manos, y sabes que no es más que un balón de playa que se puede desinflar cuando los alfileres implacables del futuro se le acercan. Tener que aprender el arte de nadar de la nada y sin flotadores en un espacio en el que se te exige ser solo aquello que esperan que seas.
Las máquinas del tiempo dan un poco de miedo.
¿Se imaginan poder volver en el tiempo y cambiar todo lo que has hecho mal en la vida? No. Dejaría de ser tu vida; te convertirías en un ente sin historias de tropiezos, y por tanto sin esperanza, porque la esperanza de vida se mide en decisiones y cuentan más las malas que las buenas (de las primeras se aprende más). Lunes lo sabe; y Domingo lo ratifica.
¿Se imaginan poder adelantar el tiempo y poder ver el futuro? ¡No! ¿Y la sorpresa? ¿Dónde queda? La certeza del futuro es un destello fugaz de alivio para los cobardes*.
Los minutos no entienden de microcosmos; la gravedad no entiende de naves espaciales; el tiempo no entiende de supernovas.
Horas: párrafos sin punto final.
La incertidumbre da un poco de miedo.

*Cobarde: sujeto temeroso del presente y del futuro, quien temía también al pasado, cuando el pasado fue presente.

Lo que separa a la Tierra del espacioWhere stories live. Discover now