Los malabares, el espacio y el destino

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Tomado del epistolario del Destino.

Y sin instrucciones las preguntas crecen por millones...
Miss Caffeina

Carta a mi hija/o +:

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Carta a mi hija/o +:

Que tal vez no te pueda regalar una nave espacial de último modelo, como las de tus compañeros de clase; o un traje espacial muy caro como el del vecino de enfrente; pero te puedo dar otras cosas que son más importantes. Puedo alimentarte espiritualmente para que seas una mujer (o un hombre) de bien, para que vivas plenamente. Para que pienses ¡Qué viva la vida! En todas sus manifestaciones de existencia. Para enseñarte a aguzar los sentidos y que no seas tan obtuso como las generaciones precedentes.

No quiero que seas el mejor. No. Una vez alguien me dijo que todos en el universo somos mediocres, solo que todos somos mediocres en algo distinto, y eso no es malo. Quiero que seas el mejor mediocre concientizado de tu rincón de planeta, no para que seas una especie más avanzada o te sientas superior a tus co- espaciales, sino para que te superes a ti mismo cada día teniendo en cuenta siempre que la fuerza de gravedad no hace distinciones, que es una cortesana un poco cruel que te deja flotar mientras le da la gana y después te hace caer sin más explicaciones.

Enseñarte desde una edad bien temprana que el destino no hace concesiones en su desesperado ir y venir, que hacer malabares con lo imposible dura solo lo que la entropía lo permite.

Enseñarte que esos parámetros absurdos que se han encargado de inculcarnos pertenecen a aquel mundo primigenio donde la teoría de la relatividad no se había desarrollado aun en su totalidad.

Hija(o) mía(o), hacerte saber que un astronauta puede querer ser un buzo, una mariposa, o una bola de fuego con paradero desconocido. Hija(o) mía(o) demostrarte que todos somos residentes de una misma órbita, ciudadanos de un mismo sistema (solar); que todos podemos ser lo que queramos, que ocho puede ser infinito si se le da la gana, que solo hay que cambiar de perspectiva y mirarlo con 90o de diferencia.
Hija(o) mía(o) que aunque me ha tocado vivir sin mapas, desafiar al espacio ¿o era vivir en el espacio y desafiar a los mapas? -no lo recuerdo- te enseñaré a redescubrirte a ti mismo para que seas una mejor versión de lo que ayer fuiste.

Hija(o) mía(o) que sepas lo afortunada(o) que eres por tener un padre que desea darte todo por encima de todas las cosas; que yo tuve que aprender a trazarme mis propias teorías, un tanto descabelladas; que a veces el camino se hace un poco oscuro porque también existen los eclipses porque el sol y la luna se cansan de estar solos y le apetece de vez en cuando bailar el último tango en París.

Hija(o) mía(o) que no quiero darte una galaxia en pleno balance, que quiero enseñarte a convivir con el caos del universo, que en ocasiones hace bien un poco de inestabilidad, que es un reto que te obliga a demostrar cuánto vales de verdad.

Que los tatuajes no hacen a las personas ser agujeros negros, así como la transparencia no es sinónimo de ser buena persona.

Mi cielo, mi estrella enana, mi celeste, mi microcosmos, mi pequeña(o) astronauta...
...Que para ti no quiero lo mejor del mundo; sino un mundo mejor.

Lo que separa a la Tierra del espacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora