Django y las cadenas

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Una víctima más del ¿karma?

Hay un dolor animal que no se puede ver ni tocar y acercarse es peligroso en una ciudad de cristal que no se puede ver ni tocar y soñar es peligroso.
Miss Caffeina

Django salió del encierro con los ánimos renovados, a sabiendas de que de ahora en lo adelante le tocaría comenzar a librar la batalla más ardua

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Django salió del encierro con los ánimos renovados, a sabiendas de que de ahora en lo adelante le tocaría comenzar a librar la batalla más ardua.
Próximo a la salida un astronauta uniformado hizo entrega de sus pertenencias: un llavero con llaves obsoletas que ni siquiera recordaba qué cerrojos abrían, una billetera con unas pocas monedas que - sospechaba - habían perdido su valor y una instantánea de una hermosa morena que hacía años que no lo visitaba.
Las puertas corredizas del pequeño, oscuro y restringido asteroide en que se encontraba se abrieron para él y pudo contemplar la galaxia ante sus ojos con el mismo esplendor que recordaba. <<No ha cambiado ni un solo día>>, pensó.
La noche anterior, el alcaide se había acercado a los barrotes de su cuarto "disminuyente", y con una sonrisa forzada que el hombre se había encargado previamente de fabricar en uno de los reconocidos recintos de Hipocresía&Educación Formal Para Principiantes de la Vía Láctea. S.A, le informó que al día siguiente se cumplían los años correspondientes a su sentencia. Django sonrió con pesar, a pesar de que le hubiese gustado esbozar una sonrisa verdadera.
Cuatro años y un día atrás en el Tribunal Interestelar de Astronautas Errantes había sido juzgado sobre los principios de integridad y justicia que la Real Academia de las Galaxias del Mundo le habían otorgado al juez del caso por excelencia: el señor Sol.
Su abogado de oficio, el irrelevante letrado Neptuno, se había puesto de pie, desganado, y había pronunciado unas palabras en su defensa:
-Señoría, estamos al tanto de su brillante sentido de la justicia- había dicho Neptuno, consciente de los privilegios que traía consigo la adulación- es por ello que le ruego analice con detenimiento el comportamiento del acusado en este caso. Estamos aquí reunidos para hablar sobre los hechos acaecidos en la Gran Nube de Magallanes, como sabemos todos, vecina a nuestra galaxia y que ocasionó un daño irreparable: SN 1987 A. Señores y Señoras del Jurado, constelaciones todos, les pido no juzguen de manera indiscriminada a mi cliente. Tengan en cuenta que la colisión de SN 1987 A, fue un daño con el que él no contaba, solo un error de cálculo, un lamentable accidente.
Finalmente Django fue condenado por la gravedad de sus actos a cuatro años y un día de encierro.
Las primeras semanas fueron las más difíciles: un Django de cabeza rapada tuvo que adaptarse a sobrevivir en un espacio en el que solo era - como todos los demás que se encontraban allí- un astronauta de paso que pagaba el precio de la gravedad de sus errores.
En ese planeta separado del resto, donde solo se permitían visitas los miércoles, de una a cuatro de la tarde, Django descubrió la mentira que había oculta detrás de la frase "Todos somos iguales", descubrió que en aquel planeta- uno de los pocos donde- no importaba el color de la piel, ni la preferencia sexual, ni la longevidad, sino que la jerarquía los separaba en dos grupos: condenados y verdugos; descubrió que Mil no era mejor que Uno por la cantidad de ceros de los que está acompañado sino por el uniforme azul de astronauta en el que estaba enfundado; descubrió que Cien es el punto medio (o en ascenso) que aguardaba en el pasillo porque es quien controla el contrabando cósmico de revista porno y cigarrillos.
Pero eso había quedado en el pasado.
Ahora, Django, esperanzado, atravesó e portón que separaba su planeta de astronautas sumisos del resto de la galaxia y respiró el oxígeno salpicado de gotas de nostalgia y fue consciente de que el oxígeno en el planeta era completamente diferente del oxígeno que reinaba en la galaxia y tuvo la certeza de que las cartas tenían la razón, de que el destino jugaba a su favor, de que por primera vez se vería favorecido por la inexplicable influencia que Júpiter ejercía sobre Plutón y se sorprendió a sí mismo creyendo en las pusiladas de estafadoras cartománticas que adivinaban el futuro por la televisión.
Sin embargo Django tropezó inevitablemente con el meteorito de la realidad cuando después de seis meses intentando encontrar trabajo en cada satélite que visitaba solo recibía rechazo, cuando después de un año de espera cautelosa en la pista, seguía siendo para sus co-espaciales un astronauta turista.
Django reflexionó. Pensó que, si a ojos de sus co-espaciales seguía siendo un lobo feroz, de nada servía entonces, haber cumplido ya su condena. Pensó en este mundo en decadencia en el que continuamos siendo solo neandertales que van por la vida presumiendo de su pseudociencia. Pensó en las inútiles ataduras que nos hacen estar convencidos de que no hay nada más allá de esas estereotipadas publicidades que te venden el oro envuelto en diamantes, sin saber que el oro por sí mismo ya es bastante. Pensó en el estribillo aquel que decía "Es más fácil llegar al sol que a tu corazón" y se dio cuenta de que eso no era sino una excusa hecha canción. Pensó que tres metros bajo el cielo había personas que se creían el invento de que todos viven felices al final del cuento; pero que eran habitantes muy positivos que en un planeta abatido por las guerras, el odio y las diferencias, se detenían a darse una tercera, cuarta o trigésima oportunidad, que habían cambiado el guion y ya no cantaban "En cambio no", sino que se habían decantado por tener un algo (no un final) feliz, y que se llenaban de satisfacción cantando un "En cambio sí". Pensó que Marilyn Monroe quizás estaría hastiada de ser un ícono sexual, y que Bill Gates permutaría su penhouse en Washington por una chabola en Macondo para pasar cien años de soledad; que la talla de tu jean estaba harta de ser blanco de burlas; que su Señoría el Señor Sol ya no quería ser el más alto miembro del jurado, que The Beatles al escribir "Yesterday", quizás quisieron decir Today, que "something" en la Tierra no va bien, que hubo cosas que se descompusieron por usarse demasiado, que su homónimo, el Django de Tarantino ya no quería estar desencadenado, que los cuatro años y un día que había pasado en el planeta de los condenados habían sido totalmente en vano.

Lo que separa a la Tierra del espacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora