El astronauta solitario

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Sol

Rodeado de lobos uno aprende a ser lo que la manada espera de él.
Miss Caffeina

Llevo dos vidas y medias escuchando decir "¡Qué jodida es la vida!" o "Vaya mierda de suerte" pero sucede que soy de los raritos, de esos astronautas solitarios que se sientan siempre al fondo del salón de clases, no para ser partícipe de la algar...

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Llevo dos vidas y medias escuchando decir "¡Qué jodida es la vida!" o "Vaya mierda de suerte" pero sucede que soy de los raritos, de esos astronautas solitarios que se sientan siempre al fondo del salón de clases, no para ser partícipe de la algarabía sino porque nadie más desea su compañía. Sucede que no creo que la vida sea un pasatiempo muy jodido, ni la suerte una mierda más de la vida solo creo que es un poco difícil.
Es difícil sobre todo porque nadie nos enseña que para separar una palabra de la siguiente solo hay que pulsar "space". Que para separar un hombre de una mujer solo es necesario el "slash" ese que separa a ella/él. Que lo que le sigue al paréntesis son los corchetes, y que cuando no se deja bien cerrado puede ocasionar confusiones. Es difícil porque nunca nos enseñaron qué es lo que separa a la Tierra del espacio, no nos enseñaron que la parte más divertida del teclado se encuentra deslizando el dedo, ni que lo mejor que cada nueva versión de WhatsApp trae consigo son los emojis.
Lamentablemente en el cuásar de mi Keyboard, que solo emana energía negativa, el smily sonrojado no es uno de los favoritos, y tampoco lo es la carita que llora de la risa. La velocidad de mis dedos sobre las teclas lo saben, saben que para mí la felicidad ya está perdida, o peor aun, es igual que el extraterrestre verde de ojos saltones que nunca aparece cuando se le necesita porque nadie lo usa.
Y es que si hablamos de chats, stickers y pantallas de conversación, veo como la alegría va desapareciendo despacio de entre todos los demás chats. Y es que si hablamos de preferencias, yo siempre he sido partidario de la simplicidad de la muerte y no de la dificultad que la vida tiene por facultad.
Siempre he sido más de encerrarme en mi burbuja y tratar de olvidar todo lo que está mal en el mundo, de obviar agujeros negros, y de no tocar nunca a profundidad los delicados satélites que se columpian de las ramas del universo.
Yo, de alma triste como un drama de los noventa. Yo, parte de lo que está mal en la galaxia. Yo, de corazón trémulo. Yo, uno de los átomos dispersos, miembro de este deprimente universo.
Yo, un yo sin vida. Un yo que nunca supo, ni se arriesgó para conocer la salida, simplemente un experimento fallido que nunca debió haber visto la luz. Una explosión a pequeña escala, cargada de radiación cósmica pesimista. Enemigo íntimo de programas espaciales que transmiten durante horas y no dicen nada.
Yo, residuo primigenio de viejos errores cometidos, propulsor de una idea incipiente que está a punto de cambiar el curso y movimiento de la rotación del sistema.
Yo, que quizás intente vivir mañana; pero no hoy.

Lo que separa a la Tierra del espacioWhere stories live. Discover now