Luz y la Teoría de la Espe(a)cialidad

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Luz

Estás detrás de un iceberg, estás perdiendo el sueño. Estás haciéndote mayor, estás agonizando. Estás gritando y no lo ves.
Miss Caffeina

No entiendo en qué momento "ser diferente" se convirtió en un cumplido cuando de toda una vida "ser diferente" solo te convierte en la rechazada de clase

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No entiendo en qué momento "ser diferente" se convirtió en un cumplido cuando de toda una vida "ser diferente" solo te convierte en la rechazada de clase. Sin embargo, a mí, ser diferente y pensar diferente me ha llevado a lugares insospechados en los que jamás imaginé poder estar (perdonen la redundancia). Cuando eres niña siempre sueñas con llegar hasta la estratosfera y poder ser tú quien maneja a tu antojo las leyes del mundo y no ser solo un astronauta más a la vera de un ente que, a falta de un nombre mejor, hemos dado en llamar Dios.
Pero no quiero irme por las ramas; les hablaba de las personas, de lo que nos hace diferentes, en general, de la vida.
Para mí, la vida es como un Grand Prix de Fórmula 1. Lo gracioso es que nadie nos enseñó que estamos en la vida para competir pero igual o hacemos como si se tratase de un instinto de supervivencia ¿Tanto nos cuesta darnos cuenta de que somos un equipo y no una manada de enemigos ajenos?
En muchas ocasiones quienes buscan la fama nunca la encuentran, y aquellos que nunca esperan tenerla se tropiezan con ella cada dos por tres (seis- imposible resistirse a una buena multiplicación)
Para ello, los científicos de la Universidad de Ciencias Inexactas (UCI)- porque todos los lugares y entidades importantes se resumen en siglas- han creado la Teoría de la Espe(a)cialidad. Dicha teoría plantea que:
"La fama no es del astronauta que la desee, sino del que la encuentre en un despiste de divergencia, pues los criterios clasificatorios de la carrera principal radican en la intensidad de la espacialidad y no en la cantidad de la especialidad"
Si no se atiende a esta teoría de alcance universal, uno corre el riesgo de derrapar a la primera y ser como ese astronauta, que, aunque fue el segundo en pisar la Luna, y nunca obtuvo el reconocimiento que quería, se adueñó de la fama para luego declarar:
«Si llegamos a la Luna no fue para estudiarla ni recoger muestras de su suelo, sino para aventajar a los rusos en la carrera espacial. Todo lo demás quedó en segundo plano...»
En resumidas cuentas: al final de la carrera siempre la cagan. Los flashes de las cámaras nos ciegan, los focos y las alfombras rojas nos hacen olvidar el placer que hay en vivir sin correr, y en correr sin frenos. Nos impide ver que hay puertas que es mejor no cerrar, que hay estrellas que es mejor no habitar, que hay convergencias que es mejor evitar, que hay lastres de los que deshacernos, medidas de seguridad de las que librarnos, que es vital perder vueltas para reencontrarnos.
Que somos una puesta a punto, un drive through, un prototipo rezagado, una largada en falso, un ápice de lo que queremos ser. Que no disfrutamos del ralley, ni de la pista, ni de copiloto vislumbrando la línea de meta.
Cuando es preferible ser humilde y no brillar, como ese otro astronauta que vio su salto al estrellato como un impedimento para una vida normal, para luego declarar:
<<La popularidad es una cosa irreparable.>>

Lo que separa a la Tierra del espacioWhere stories live. Discover now