El buzo que quería ser astronauta

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Ocho

Corrí, a veces de puntillas, por si no era bienvenido, por si nunca fui invitado.
Miss Caffeina

¿No te cansas de estar siempre al margen? ¿De ser solo una figura de papel dentro de una burbuja de aire y estar rodeado de cactus flotantes que vienen a explotar la pompa y hacerte caer? ¿No te cansas de caer? ¿De ir por el mundo eternamente caye...

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¿No te cansas de estar siempre al margen? ¿De ser solo una figura de papel dentro de una burbuja de aire y estar rodeado de cactus flotantes que vienen a explotar la pompa y hacerte caer? ¿No te cansas de caer? ¿De ir por el mundo eternamente cayendo en picada, descenso infernal, o flotando, como a muchos les gusta decir? ¿No te cansas de ser un eufemismo que respira, se viste, se agobia y va todos los días, resignado a un lugar al que sabe claramente que no pertenece, ni lo hará?
Pero no pertenecer es una condición relativa, es una experiencia que sufrimos una selecta minoría, los de mentes más abiertas, los de materia más clarividente, los excluidos.
Los humanos son así, apartan a lo mejor y se quedan con lo que para ellos es correcto, aunque lo correcto no siempre es lo correcto, así como lo malo nunca es tan malo. Una cultura basada en una doble moral impuesta que se encarga de colocar espadas de Damocles en nuestras gargantas. Una absurda y relativa gran mierda.
Los humanos y sus estúpidas costumbres ¿Qué se puede esperar de una especie que al llegar a la Luna lo primero que hace es poner una bandera?
Ignoran, humillan, critican, prejuzgan y luego exigen respeto.
Han pasado dieciséis años desde que vivo una vida cometa: enajenado del resto de astronautas vuelo mi vida, sin escuchar posibles maneras de volar. Tengo formas propias, más auténticas, más autóctonas. No atiendo a criterios de elementos cuadrados que en el cielo no ven más que un poco de azul, esos que no saben que las matemáticas son más simples de lo que nos han hecho creer, basta con cambiar de perspectiva.
Sin embargo hubo un tiempo más complicado en el que me mantuve en la profundidad de la incertidumbre; hasta que llegó un punto en que la toxicidad del oxígeno dentro del armario era demasiada presión a soportar y decidí que no soportaba el buceo recreativo y ser al mismo tiempo un astronauta pasivo. Tenía tantas cosas por dar, y supe que era yo el único que no me lo permitía.
Ahora el mundo está en mis manos ¿O sería más adecuado decir que el mundo está a mis pies?- todo depende de en qué grado utilicemos nuestra capacidad para dominarlo; porque él no nos hace, nosotros hacemos al mundo. Ahora soy dueño de mí, camino sin complejos, me expreso sin tabúes y sé que es hora de soltar el aire comprimido que tanto me he reservado y dejar de ser un simple envase. Ahora que soy más que una estrella fugaz, ahora es buen momento para tomar a Orión del brazo, y darle un beso en el cuello sin fijarme luego si hay alguien detrás.
Sin ser más que un buzo que, queriendo ser astronauta, mira a la Tierra desde fuera sin poder comprenderla del todo.

Lo que separa a la Tierra del espacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora