- Estoy segura de que será pronto - la respuesta de Ignis fue inmediata - Este es tu hogar y todos los que habitan aquí son tu familia - agregó - Y no importa cuanto demores en volver, todos te esperaremos - al final la calidez era visible en su mirada.

- Entonces intentaré volver lo antes posible - y diciendo esto dejó una caricia en la mejilla de la diosa, su mano recorrió la piel por un instante breve, pero al retirarse dejando a la deidad atrás, el toque fue persistente, la sensación inexplicable en su mano le hizo ser un poco más consciente.

Había algo que quería nacer en su pecho, pero aún estaba a tiempo de controlarlo, lo que sentía hasta ahora por Ignis era admiración, respeto y cariño, entre otro par de cosas similares a las ya mencionadas, la veía como la diosa que era y a la vez, como a una hermana mayor; si, ella casi era como Nadia, y no debía verla de otra manera, no estaba bien. Además, allí había un asunto pendiente y en el que debía centrarse al 100%, el hombre que asesinó a su hermana estaba libre y tranquilo, debía de ajustar las cuentas.

Le dió un último vistazo a Ignis, fue tan rápido y aún así, logró guardarse la imagen de ella en medio del camino, con los árboles y la maleza rodeandola, y la leve luz acariciando su rostro en compañía de una brisa casi imperceptible; el cabello revoloteaba con suavidad, los ojos mostraban algo de nostalgia y cariño, había sido muy corto el tiempo que hablaron que se transmitía la decepción por no poder seguir en la compañía de él.

La diosa dejó salir un suspiro, pesado y sonoro, durante los años que habían pasado, los momentos que más había apreciado hasta ahora eran aquellos en ese planeta, estando en la compañía de Leigha y Ethani, pero no había manera de negar que esperaba más estar junto a Ethani, haciendo cualquier cosa y en ocasiones, haciendo nada. Su presencia le causaba comodidad y le gustaba esa sensación.

¿Cuanto tiempo pasaría hasta que volviera a verlo?, seguro que al menos un año como mínimo, quería pasar algo de tiempo a su lado antes de seguir con su habitual trabajo, sin embargo, no había mucho que hacer si la persona por la que estaba allí estaría ocupada.

- Vuelve pronto - susurró mirando la figura lejana del joven.

***

La presencia de Ethani agitó un poco el hogar de su familia, su hermana menor pareció más tranquila con su presencia y pronto se apegó a él buscando protección de los sueños tormentosos y de las acciones de su padre. Ninel casi parecía una niña pequeña, temerosa de todo y alegre por nada

Rosselia agradeció a la presencia de su hijo, aunque también podía notar el creciente fastidio de su esposo, así mismo, ella cada día también perdía comunicación con Rome, estaba olvidando el ser paciente y dedicar todo su tiempo y atención a él. Después de todo, también era culpable de la muerte de Nadia y aunque aún permanecían unos leves sentimientos por Rome en su corazón, una de sus hijas había sido arrebatada de su lado por el hombre que su esposo escogió y eso jamás se lo perdonaría y mucho menos perdonaría lo poco que parecía importarle a Rome la muerte de su hija mayor. Ese hombre parecía estar más centrado en su rencor hacía las deidades que les habían arrebatado el territorio que le fue heredado y también mostraba esos sentimientos negativos contra su hijo.

En ocasiones, Rome se dedicaba a mirar a Ethani desde la lejanía y solo pensaba en que era un traidor, abandonó a su familia por aquellos dioses y no le importaba nada más que si mismo, era un chico egoísta, quería enseñarle una lección y lo haría en algún momento, si no fuese por el respaldo que tenia Ethani, ya habría hecho algo, pero no podía subestimarlo. Si ese niño había crecido con ellos estaba claro que lo apreciaban y quien sabe las represalias con las que tendría que lidiar si llegaba a darle una lección a su hijo.

El destino de una princesaWhere stories live. Discover now