𝟚𝟚

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16 de diciembre de 2005

Uh ¿ahora que haría? le daba más que vergüenza ir hacia el cuarto de Nahoya o Souta para pedir un cepillo, por que tendría que pasar por la sala.

Pero si salía de la casa para comprar un cepillo también tendría que pasar por la sala.

Ya no sabía que era lo que debía hacer, estaba indecisa, ya que las dos opciones llevaban a pasar por la sala.

¿Y si mejor se quedaba con el cabello enredado?
No, no era una buena opción, después de todo mañana le daría problemas.

Ahora ¿que debía hacer?

¿Trataría de escabullirse o iría como si nada?

Decidió usar la segunda, después de todo, no pasaba de encontrarse incómoda un momento, o tal vez la ignoraban y seguían con lo suyo.

Pero antes debía ver si la sudadera había quedado sucia, después de todo, debía devolverla.

Se acercó a la sudadera, la cual estaba tendida en la cama y la olió.

Olía a algo peculiar, se notaba una esencia de un perfume de hombre pero no sabía cómo describir el olor además de ese, aun que realmente le provocaba tranquilidad.

Tal vez podría describirse como raíces o madera mojada, no lo sabía.

Pero también había un leve rastro del perfume que la fémina portaba, pero ella no lo sabía, después de todo estaba acostumbrada a él y no lo percibía.

Decidió entregarla en ese momento, después de todo, no olía feo o algo por el estilo.

Decidida salió de la habitación, en aquella sudadera grande que cubría su short de licra

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Decidida salió de la habitación, en aquella sudadera grande que cubría su short de licra.

Una vez fuera de la habitación emprendió camino a la sala, en calcetines, había olvidado sus pantuflas pero no hacía mucha diferencia para ella.

Una vez estuvo a punto de dar vuelta el dirección a la sala chocó con alguien por estar volteando al suelo.

-Eh, uhm, lo siento, no te ví. -Se disculpó parándose del piso, sin voltear hacia arriba para ver a la persona que había frente a ella.
-No te preocupes. -Al escuchar aquella voz levantó la vista.

Era Chifuyu.

-Ouh, justo iba a entregarte tu sudadera. -Jugaba con sus pies, avergonzada.
-Gracias. -Sonrío a la chica. -Ah, si, Nahoya te llama. -Explicó.
-Gracias por avisar. -Extendió la sudadera al chico.
-No hay de que. -Agarró la sudadera, mientras se hacía a un lado para que la chica avanzara.

Lɪɴᴅᴀs ᴛᴀʀᴅᴇs ᴅᴇ ʟʟᴜᴠɪᴀ 「 Rᴀɴ Hᴀɪᴛᴀɴɪ 」Where stories live. Discover now