Educando

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La desesperación de Grigori Rasputín crecía cada día más, sus días de vagancia y bebida acabaron con la llegada del príncipe demoniaco, quien en realidad actuaba como un niño malcriado. Totalmente agobiado por el cuidado del demonio, rogo por ayuda a sus hermanos.

Quin Shi Huang: Muy bien Beelzebud hoy será tu primer día en la escuela de la bondad. ¿Listo?

El demonio miraba desinteresado al antiguo emperador, solamente había aceptado participar en la estúpida clase ya que le habían prometido un buffet al terminar.

Quin Shi Huang: Si una persona te acercara a su bebe que llora tú: a) lo hechizas, b) lo encierras en una torre, c) le das un biberón o d) le arrancas el corazón.

Beelzebud pareció meditar la respuesta un par de segundos.

Beelzebud: Le arranco el corazón para utilizarlo en mis experimentos.

El emperador miró incrédulo al príncipe y luego dirigió su mirada a su hermano quien solo se daba una palmada en la cara, claramente educar a Beelzebud sería muy complicado.

Sasaki Kojiro soltó una pequeña risa, la escena le causaba mucha gracia.

Poseidón: Yo lo encerraría en la torre.

Comentó tranquilamente el dios de los mares quien acompañaba al espadachín. Sasaki al igual que Grigori se dio una palmada en el rostro al escuchar la respuesta de la deidad, después de un par de jaloneos obligo al tirano a acompañar a Beelzebud en sus clases de bondad.

Quetzalcóatl: Par de idiotas, la respuesta correcta es darle un biberón.

Aclaró frustrado el dios mesoamericano.

Beelzebud: Eso es aburrido, desperdiciaría un espécimen.

Al terminar su comentario recibió un par de rociadas.

Rasputín: Beelzebud malo, no se debe dañar a criaturas indefensas.

Le regaño el ruso mientras le castigaba con el rociador de agua, el príncipe demoniaco rechino los dientes molesto.

Beelzebud: Te mataré si lo vuelves a hacer.

El ruso sonrió divertido ante la amenaza del demonio. Y volvió a dispararle en el rostro.

Rasputín: Beelzebud malo, no se debe amenazar de muerte.

El príncipe demoniaco refunfuño resignado, mentalmente se recordaba que todo lo hacía por la comida.


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Después de un largo día de tontas lecciones y muchas rociadas de agua, el señor de las moscas trataba de conciliar el sueño, pero su estómago gruñía horriblemente exigiendo comida.

Beelzebud: Grigori despierta, tengo hambre.

Habló el príncipe demoniaco, pero al ver que el monje seguía profundamente dormido comenzó a picar su mejilla buscando despertarlo. El ruso solo gruño en respuesta.

Beelzebud: Grigori despierta o me comeré al perro.

Ante la amenaza del demonio, Grigori Rasputín se levantó de golpe.

Rasputín: ¡Estoy despierto! ¡Estoy despierto!

"Siempre funciona" Sonrió divertido el señor de las moscas.

Entre bostezos y ruidos estomacales llegaron a la cocina. Donde el monje prendió el horno dispuesto a cocinar para el demonio.

Beelzebud: ¿Sabes cómo usar eso?

Rasputín: No puede ser muy complicado.

Veinte minutos después la casa de la humanidad tuvo que ser evacuada en plena madrugada por un incendio masivo en la cocina, fue el tirano de los mares el héroe de la noche al apagar el incendio fácilmente.

Sasaki: ¿Puedes controlar el agua?

Preguntó incrédulo el espadachín, solo recibió una ceja alzada en respuesta por parte de la deidad como si fuera lo más obvio del mundo.

Sasaki: ¡¿Y por qué no la usaste en nuestro combate?! ¡Estábamos rodeados de agua!

La deidad de los mares lo medito un par de segundos, parecía que ni el estaba seguro de la respuesta.

Déspues del RagnarokWhere stories live. Discover now