Un tirano celoso

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Conforme los días pasaban los humanos se acostumbraban a su nuevo hogar. Pero había algo que unía a todos los guerreros por igual, su actividad favorita del día, adivinar los regalos diarios del dios del mar para el espadachín.

Okita: Apuesto mis postres de esta semana, a que es otra canasta con dulces.

Tesla: Lo dudo, apuesto los míos a que será un kimono.

Leónidas: Será una katana.

Como cada mañana se realizaban apuestas respecto al posible regalo que recibiría Sasaki Kojiro, en ocasiones eran simples pero detallistas en otros casos solían ser un tanto extravagantes. Las apuestas fueron interrumpidas cuando llamaron a la puerta. Adán fue quien atendió.

Raiden: ¿Y quién ha ganado?

Pregunto el luchador de sumo acompañando al rubio, pero ambos quedaron boquiabiertos y confundidos al observar el regalo.

"¿Qué será ahora?" se cuestiono un poco cansado el espadachín, agradecía los pequeños gestos, pero por la expresión de sus compañeros, debía ser algo sorprendente.

Sasaki alcanzo a sus compañeros en jardín exterior, cuando presencio una enorme estatua de piedra deslumbrando la majestuosidad de un dios en paños menores. Adán el padre de la humanidad imitaban la pose de la estatua, en un tono burlesco.

El espadachín observo impactado la estatua, después de la primera impresión se percató que no era una estatua del dios Poseidón en realidad era una del dios azteca Quetzalcóatl. Una voz helada los sacos de sus pensamientos.

Poseidón: Por Cronos ¿qué significa esto...?

Todos voltearon a ver al tirano de los mares, que miraba estupefacto la estatua mientras sostenía una canasta de dulces entre sus manos.

Okita: ¡Gané!

Grito el japones emocionado, el general espartano y el inventor croata observaron desilusionados el obsequio, mentalmente se despedían de sus postres.

Raiden observa divertido la situación, después todo un poco de celos no serían un problema ¿cierto?

Raiden: Señor tirano de los mares, parecen que le están bajando al novio.

Las miradas se dirigieron al luchador de sumo, quien claramente había perdido la cabeza. Un aura oscura comenzó a emerger de Poseidón, que hizo retroceder a todos los presentes.

Poseidón: Toma

Entrego a Sasaki Kojiro la canasta de dulces con brusquedad, y decidido le hizo frente a la gigante estatua, de una patada la decapito. Arrastro la cabeza a un par de metros de su cuerpo, observó el paisaje con precisión, parecía calcular algo.

Poseidón: ¡Maldita escoria!

Gritó y con una patada la mando a volar.

Poseidón: Mañana mismo tendrás la mejor estatua que hayas visto, resaltará todos mis atributos.

Sasaki se sonrojó ante su comentario. El resto observo como el dios del mar se retiraba maldiciendo en voz baja.

La madre de la humanidad se percato que a pies de la estatua había una nota.

Eva: Chicos la estatua no estaba dirigida para Kojiro era para Quin Shi Huang.

Todos se miraban preocupados, mientras que en la habitación más alejada de la entrada cierto emperador se encontraba en su sueño de belleza matutino.

Esa misma tarde se enteraron por el semidios de la fortaleza que la cabeza había caído en el templo del dios azteca destruyendo parte de él, y que existía la amenaza de una guerra entre deidades griegas y aztecas. Los que estuvieron presentes en el incidente llegaron a un acuerdo, no sabían nada de una cabeza voladora o de un tirano celoso. 

Déspues del RagnarokWhere stories live. Discover now