Compartir el pecado

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El francotirador se encontraba junto a Carelia, disfrutando de la música del dios Apolo, quien tocaba complacido para el humano.

Hace semanas que la deidad lo había descubierto observándolo a la lejanía, en parte se sentía halagado, pero no quería incomodar al mortal por lo cual creo un patrón en sus actividades fácil de reconocer con tal de que Simo supiera en qué momento se dirigiría al claro en el bosque.

A pesar de la discreción de Apolo, el francotirador se dio cuenta fácilmente de sus intenciones, se encontraba un tanto extrañado por la amabilidad del dios. Después de varios intentos lograron interactuar debidamente y acordaron encontrarse dos veces a la semana en dicho lugar.

"Un dios tocando dichoso para complacer a un humano, que irónico" Se cuestiono la deidad a mitad de melodía, jamás imagino que tocar para alguien mucho menos para un mortal llenaría de júbilo su corazón.

"Los humanos deben glorificar a los dioses y rendirles tributos. Los dioses guían a los humanos y son los jueces de su destino. Un humano no es igual a dios y nunca lo será." Fueron las palabras de uno sus maestros cuando aún era instruido en el olimpo, el solo pensar que alguna vez creyó en tales tonterías le generaba asco.

Ante la turbiedad de sus pensamientos, el dios desafino llamando la atención de sus espectadores.

Apolo: Mis disculpas Simo Häyhä, parece que mis dudas arruinaron la melodía.

Comento tranquilamente la deidad.

Simo: Luce bastante agobiado. ¿Ha sucedido algo?

Apolo: Siendo honesto, una idea ha dado vuelta en mi cabeza en los últimos días.

Apolo: Hace poco escuche a mi padre hablar sobre el Edén, como te imaginaras solo los dioses mas antiguos presenciaron tal evento. Y después de todo lo que ha ocurrido, me parece un cuento de niños creer que algún día dioses y humanos convivieron en paz.

El finlandés escucho atentamente al dios, buscando mejorar su ánimo le ofreció un trozo de Karjalanpirakka, un tipo de pastel tradicional de su país. Apolo lo acepto sin dudarlo, se había encariñado rápidamente con la comida del mortal, realmente su sazón complacía hasta los paladares más exigentes.

Apolo: Simo Häyhä ¿crees realmente que algo así de maravilloso haya existido realmente?

Simo dudo en responder, pero decidió ser honesto con la deidad sobre lo que sabía.

Simo: Hace un par de meses, papá Adán salió a mitad de la noche sin decirle a nadie. Yo decidí seguirlo, fue a un lugar realmente alejado del resto de áreas y ahí se encontró con Zeus. Lo escuché decir que esas tierras alguna vez fueron el Edén.

Apolo: ¡¿Recuerdas donde era?!

Preguntó emocionado el dios de las artes, el francotirador le aseguro que sería una vergüenza de soldado si no lo hacía. Sin pensarlo mas tiempo arrastro a Simo en búsqueda de aquellas tierras.

Simo: Dios Apolo ¿por qué razón esta tan interesado en ir?

Le cuestiono un poco molesto el humano.

Apolo: Entre dioses es blasfemia hablar sobre el Edén. Después el Ragnarok comprendí que los humanos son mucho más de los que piensan la mayoría de las deidades, son realmente maravillosos y únicos.

Apolo: Durante nuestra batalla decidiste perdonarme la vida, al principio no comprendí la razón de tu piedad y por ello me interesé tanto en los humanos. Y pasar tiempo contigo me ha ayudado a comprender que dioses y humanos nos son diferentes y que pueden coexistir perfectamente, por eso deseo ver tanto ese lugar.

El francotirador comprendió las razones del dios, con total honestidad le comento el estado actual de esas tierras, esperando no causarle una decepción muy grande al llegar.

Simo: Te lo dije, este lugar está totalmente muerto.

A pesar de la horrible vista, el dios del artes lucia igual de emocionado que al principio del viaje. Ambos se separaron buscando explorar mejor el área.

Apolo: ¡Simo ven a ver esto!

Grito emocionado el dios, tras descubrir el cauce por donde solía fluir el rio principal del Edén.

Simo: ¿Qué encontró dios Apolo?

Pregunto a espaldas del dios. Apolo escucho perfectamente como el mortal mordía algo, aterrado por su suposición giro. Observo como Simo masticaba un trozo de manzana.

Apolo: ¿Simo de donde sacaste eso?

Simo: Hay un árbol de manzanas a un par de metros de aquí, parece ser lo único vivo en este lugar.

El dios trago duro.

Apolo: Simo creo que esas manzanas son las del pecado original.

La expresión del francotirador no tenia precio, impactado miro al dios y luego a la manzana, repitió el proceso por varios segundos.

En un ataque de impulsividad el dios le arrebato la manzana y también la mordió.

Apolo: ¡Listo, ya estamos iguales!

Simo: ¡Idiota, te mataran si se enteran!

Apolo: ¡Y a ti te expulsarían! Ahora que ambos la mordimos guardaremos el secreto después de todo ahora compartimos el mismo pecado.

Simo: Idiota...

Permanecieron en silencio por varios minutos, hasta que el francotirador se percató de algo.

Simo: En una ocasión le preguntamos a papá a Adán a que sabía la manzana del Edén, el dijo que fue lo mas agrio que probo en su vida. Y la manzana de hace un momento era agria, pero no tanto como para escupirla. ¿De verdad crees que hayan sido la misma?

El dios Apolo no respondió, su menor preocupación eran las consecuencias que conllevaba morder la manzana. Estaba enfocado en las palabras del mortal, sin darse cuenta Simo Häyhä realizó la observación que podría cambiar la relación de humanos y dioses para siempre. 

Déspues del RagnarokWhere stories live. Discover now