Un cálido abrazo

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Buda: Mi deseo es que por lo próximos mil años los dioses busquen formar una relación más estrecha con los humanos, y viceversa. Ambos deben llegar al entendimiento mutuo en base a la compresión.

El lugar entero exclamo en incredulidad.


Zeus: Y yo soy el loco.

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A los pocos días en que el último deseo fue pedido, comenzaron los preparativos. Los dioses y los humanos tendrían que aprender a coexistir y que mejor manera de empezar, que con aquellos que vivieron en carne propia lo que era luchar contra un dios.

En la tierra sagrada donde las deidades de todo el mundo conviven pacíficamente, fue creado un hogar para los 12 peleadores de la humanidad, más específicamente en el área de los dioses griegos. Claramente todos los vencedores, estaban desconcertados por la situación, preguntándose en que gran lio se habían metido.

Por seguridad pasaron el mayor tiempo del primer  día en la casa que se les asigno. Hasta que alguien llamo a su puerta.

Raiden sería el designado en abrir, mientras que el general espartano y el francotirador finlandés le cubrirían la espalda.

Quin Shi Huang: ¿No creen que estén exagerando un poco?

Pregunto el primer emperador chino mientras llevaba tranquilamente una partida de ajedrez contra el inventor.

Tesla: Una buena defensiva, es la mejor ofensiva.

Quin Shi Huang: Lo dice quien ha perdido la mitad de sus piezas.

Un insulto en croata salió de los labios del joven inventor.

Ignorando la conversación de los jugadores, Raiden se dispuso a abrir la puerta con precaución, desde el derechazo que había recibido del dios nórdico el primer día se encontraba siempre alerta. Un figura alta y musculosa apareció.

Hércules: Eh, hola. ¿Esperaban a alguien más?

Pregunto el semidios al observar la lanza y el arma que le apuntaban. Leónidas rápidamente bajo su lanza pidiendo disculpas al dios de la fortaleza, Simo en cambio fue un poco más precavido y le pregunto la razón de su visita.

Hércules: Yo venía a ver a Jack.

Respondió tímidamente, sonrisas y miradas conspirativas se formaron. En pocos segundos el londinense fue arrojado a los brazos del semidios.

Quin Shi Huang: Devuélvelo en una pieza.

Simo: Lo quiero aquí antes de las 9.

Los escucharon decir, antes de que la puerta fuese cerrada de golpe.

Jack: Sir, podría explicarme que está ocurriendo.

Hércules: Yo viene a verte. ¿Te gustaría dar conmigo un paseo por los jardines del olimpo?

Pregunto gentilmente el dios mientras ayuda a Jack a incorporarse.

Jack: Considerando que he sido arrojado al exterior por mis propios compañeros y se me ha establecido una hora límite de regreso, estaré más que encantado de acompañarle Sir.

Caminaron y charlaron tranquilamente por el gran campo de flores que recubría el área de los dioses griegos, a primera vista Jack había quedado impresionado por la variedad de colores y flores. Pero su vista se enfocó en una que tenía el color, que tanto ansiaba volver a ver desde su batalla contra Hércules.

Hércules: Jack, lo que dije aquel día es cierto. No quiero que sigas sufriendo en soledad.

Jack: Agradezco su oferta, pero le aseguro que me encuentro mejor que nunca.

Hércules lo miraba sabía que mentía, desde su batalla el semidios lo había extrañado y estaba seguro de que Jack debía sentirse igual. Decidido tomo la mano del londinense llamando su atención.

Jack: ¿Sir?

Era cierto que había conocido por pocos minutos al asesino, pero de algo que estaba seguro el semidios es que había conseguido comprenderlo y aceptarlo mejor que nadie. Acaricio gentilmente la mejilla de Jack hasta llegar a su monóculo.

Hércules: Jack, yo amo a la humanidad sin importar que.

Hércules lo rodeo con sus fuertes brazos en un cálido abrazo, Jack al principio se sintió desconcertado, pero la sensación fue tan acogedora que no dudo en corresponder.

Hércules: No debes temer, te aseguro que mi color jamás cambiara

Sus palabras fueron suficiente para que el asesino rompiera a llorar en brazos de su querido dios.

El tiempo paso rápido, demasiado rápido para la opinión de Jack. Hércules se ofreció a llevarlo de regreso, después de todo el lugar era nuevo para él y quería asegurarse de que regresa a salvo.

Jack observo su reloj faltaban pocos minutos para su hora límite, y de algo estaba seguro es que no quería molestar al finlandés. Corrieron buscando llegar a tiempo, quien los recibió a sorpresa de ambos no era el francotirador, sino el mismo Adán y su esposa Eva.

Adán: 27 segundos tarde jovencito.

Eva: Estábamos preocupados por ti, pensábamos que podría haberte pasado algo.

Jack los miro desconcertado sin saber muy bien que decir.

Jack: Eh, mis disculpas. Perdí la noción del tiempo.

Ambos aceptaron sus disculpas, y le agradecieron a Hércules por traerlo hasta su hogar. El semidios se despidió un poco confundido, al dar la vuelta una bala paso frente a él, buscando el origen de esta, termino cruzando miradas con Simo Häyhä quien le daba una señal de advertencia.

Adán: ¡Simo, ya entra! ¡Es hora de dormir!

El finlandés se avergonzó por la petición del padre de la humanidad, rechisto, pero no dudo en obedecer.

De algo estaba Hércules seguro ahora, y es que siempre llevaría a Jack a la hora establecida. 

Déspues del RagnarokWhere stories live. Discover now