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Capitulo 35

Not My Son


—¿Dónde están mis amigos?— preguntó el rizado y Louis suspiró.

—Ella te engañó, Harry. Hablé con Niall hace unas horas, están todos bien.— explicó el ojiazul. Un escalofrío recorrió el cuerpo del rizado al darse cuenta que puso a Louis en peligro por...nada. Podrían estar en casa, abrazados en su cama, calentitos y mirando la película de Marvel que seguía según el orden cronológico, si tan solo...Harry hubiese sido honesto. 

—¿Qué quieres de nosotros?— preguntó el ojiazul con amargura. Anne soltó una risa seca.

—¿Tienes idea de las personas con las que tuve que lidiar trás la muerte de Gemma? ¿Todos los tratos que hice para completar el plan? Mi reputación se vería seriamente afectada si alguien se entera que ¡mi propio hijo me traicionó!— exclamó la morocha enojada.

—¿Y que se supone que quieres que haga, eh? No puedo prometerte que nadie reconocerá a Harry y ninguno de los dos mentirá por...ti— dijo Louis señalando a la mujer con asco. Harry suspiró, entendiendo a lo que su madre se refería. 

—No quiere eso, Lou...— habló con tristeza el rizado, intentando pasar saliva. Louis lo miró con el ceño fruncido y en cuanto Harry le dirigió la mirada triste, pero, calmada, lo comprendió y su semblante cambió inmediatamente. 

—No...t-tu no puedes...— Anne rió amargamente y sacó un arma cargada y sin seguro de su estuche en su cinturón. Harry miró a Louis una última vez y luego al frente, cerrando sus ojos frente al arma. —¡Es tu hijo, maldita enferma!— los ojos de la mujer pudieron haberse cristalizado por un momento, pero, no titubeó con el arma apuntando hacia la cabeza de Harry.

—Él no es mi hijo...mi hijo murió gracias a él.— ella apretó los labios, poniendo su dedo índice en el gatillo. Louis estaba desesperado. Amarrado. Impotente. 

El ojiazul estaba siendo sostenido con fuerza por sus antebrazos, aunque, luchaba con todas sus fuerzas para liberarse. Harry...Harry parecía aceptarlo. Algunas lágrimas rodaban por sus mejillas desde sus ojos cerrados, pero, no parecía afectado. 

La realidad es que el rizado venía preparado para algo así cuando se decidió a venir. No estaba preparado para poner al ojiazul en riesgo, pero, al menos ahora sabía que el objetivo de su madre no era su chico. Era increíble la diferencia entre la reacción de Harry cuando se dio cuenta de que Louis lo siguió hasta el lugar, y la de cuando se dio cuenta del arma frente a su rostro.

La respiración de Louis era más agitada de lo normal en él. Su labio inferior temblaba y las lágrimas salían de golpe de sus ojos cada vez que se sacudía de los brazos de los hombres. Él luchaba con toda su voluntad, mientras Harry lo aceptaba. No podía entender porque el rizado estaba así de tranquilo, siendo que cuando lo vio en el lugar sufrió un ataque de pánico. 

Y no, en realidad Harry no estaba tranquilo. Su corazón corría demasiado fuerte, sus ojos cerrados, pero, su mente...su mente vagaba en la imagen de todos los momentos que aún le faltaban vivir como persona y con...con Louis. Deseaba solo algunos segundos más entre sus brazos, sintiéndose igual de protegido y amado que siempre. Louis era su lugar seguro. En este momento, se sentía ridículo el hecho de haber esperado tanto tiempo para avanzar su relación, siendo que Louis sentía lo mismo. Debió haberse arriesgado antes. Quizás así, hubiesen aprovechado aún más los momentos juntos. Harry soñaba con una familia. Llegar a su hogar y encontrarse con niños de ojos azules corriendo y a Louis en la cocina preparando su té tal como sabe que le gusta. Cenar en familia y luego dormir en la cama rodeada de ropa de Louis en el suelo. Preparar el café de Louis antes de que partiera a la estación y desayunar juntos. Quería todo eso para su vida, y no...no era una posibilidad ahora mismo. 

El rizado escuchaba los gritos de Louis, suplicando. Su llanto desconsolado solo le rompía el corazón aún más. Parecía como si tuviese tapones en los oídos, porque, todo se escuchaba tan...ajeno. Como si estuviese bajo el agua. Todo pasaba tan lento que era desesperante en muchos sentidos. 

Harry perdió la última gota de consciencia luego de escuchar algunos disparos y ver a hombres armados rodearlo. Lo último frente a sus ojos fueron unos brillantes orbes azules.

...

El rizado abrió los ojos con pesadez, intentando sentarse en la cama en la que se encontraba. Pero, apenas movió su cuerpo, sintió un brazo en su cintura. Reconocía el lugar y la comodidad del colchón...era la habitación de Louis. Así que, al mirar sobre su hombro, se encontró a su chico durmiendo plácidamente. Una sonrisa se hizo presente en el rostro del rizado al mismo tiempo que sus ojos se cristalizaron. 

Si esto era un sueño, pedía a los dioses no despertar. Lo último que recordaba era a su madre apuntando con un arma a su cabeza, por lo que, estar tranquilo junto al hombre al que ama, en su casa, viéndolo dormir tan puramente, podía ser considerado un milagro para Harry. 

El menor removió algunas hebras de cabello que cubrían los ojos del ojiazul y comenzó a acariciar con sus nudillos la mejilla del mayor, admirándolo. Sus toques eran tan suaves y cuidadosos, como si Louis fuese a romperse en cualquier momento. 

El ojiazul tomó con cuidado la mano de Harry, y la acercó a sus labios para besar los nudillos del rizado con la misma delicadeza de los toques en su mejilla. Unos momentos después, sus ojos se abrieron, encontrando la vista que deseaba cada que despertase. El azul y el verde se encontraron y Louis imitó la sonrisa dulce de Harry. 

—Hola...—

—Hola...— susurró el rizado con su sonrisa aún intacta. Se dio cuenta que Louis estaba sin camisa, así que, puso su palma sobre su pecho. Asegurarse que era real no estaba de más. Louis sonrió aún más ante las caricias dispersas del rizado, quien dibujaba cosas sin sentido en su piel. Harry se acomodó, apoyando su cabeza en su mano y todo su peso recayó en su codo. 

—¿Qué ocurrió, Lou?— preguntó cambiando su expresión por una más seria. El ojiazul estaba sonriendo también, hasta que escuchó la pregunta de Harry y suspiró, pensando en como decirle a su chico. 

—Y-yo...t-tu madre, ella...— Harry frunció el ceño.

—Lou...¿qué pasó con ella?— ayudó el rizado, dándole un empujoncito a Louis para que continuase. El ojiazul tomó una gran bocanada de aire antes de atreverse a hablar.

—Falleció, Hazza. Tu madre falleció.— Louis dirigió su mirada expectante a Harry después de decirlo. Sin embargo, como siempre, Harry no pataleo, no soltó un llanto desgarrador, ni sufrió un ataque de pánico como suele ocurrir en él. 

Harry solo se quedó con la mirada en un punto fijo y unos segundos después, suspiró. Louis no esperaba que el rizado se acercara a él, para acomodarse en su pecho. El ojiazul frunció el ceño, pero, comprendió que quizás Harry solo lo necesitaba a él en este momento. Así que, dejó que el rizado escondiera su nariz en su cuello y le permitió bañarse en su aroma. Harry dio un pequeño beso en el cuello del mayor y si sus ojos estaban cristalizados, no se notó al cerrarlos.

—¿Hazz?—habló el ojiazul unos minutos después, antes de besar los rizos del menor. Harry sorbió su nariz.

—Solo quédate conmigo, por favor... no quiero perderte a tí también.—

...

Lost and found //Larry Stylinson//Where stories live. Discover now