donde Louis, un detective del departamento de policía toma una llamada de ayuda, proveniente del centro de Londres. Al llegar, solo puede encontrar a un chico rizado atado a una silla, inconsciente y no estaba seguro de si estaba herido, así que, de...
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Las decisiones son algo con lo que tenemos que convivir cotidianamente. Es elegir lo mejor en el aspecto que sea; lo mejor para uno mismo, lo mejor para un equipo, lo mejor para alguien a quien amas...
El problema con las decisiones es que los humanos no siempre terminan haciendo lo mejor. Los animales, en cambio, se manejan mayormente a base de su instinto. Sin embargo, las personas consideran todas las variantes antes de decidir, usando la razón. Nosotros siempre elegiremos lo que sea conveniente para nosotros, nuestros seres amados o una causa que apoyemos.
Pero, como decía es muy común equivocarse. Tomar una decisión precipitada o apresurada y terminar haciendo lo menos conveniente. A esos, usualmente, se les llama errores.
En este momento, Harry debía tomar una decisión. Una decisión que podría salir mal...o no. Su cabeza dolía de tanto pensar, pero, debía considerar todas sus opciones antes de tomar una decisión.
Por un lado, sabía que el emisor del mensaje era su madre, no era complicado de deducir. No era estúpido, sabía que había demasiadas posibilidades de que algo saliera mal si iba solo al encuentro con la mujer que le dio la vida. Ni siquiera tenía la certeza de que fuese a soltar a sus amigos una vez que él se entregara. Tampoco podría decirle a Louis, porque sabía que ni siquiera lo dejaría acercarse al lugar y no podía arriesgarse a que sus amigos mueran, ya que, las instrucciones de su madre fueron claras; ven solo.
Tantas opciones, tantas variantes, tantas probabilidades. En fin, Harry se decidió por una.
—¿Quien es, Harry?— preguntó Louis del otro lado de la sala. Seguía sentado junto a su madre tomando café, pero, le parecía algo extraña la cantidad de tiempo que tomaba el rizado en contestar un mensaje.
—Oh, uhmm...de un call center. Querían ofrecerme los servicios de su plan telefónico.— respondió simple el rizado antes de volver hasta los otros dos. Que ocurrencia, pensó Harry.
—Oh... bien— Louis no le dio mucha vuelta al asunto.
Harry se acercó a él, pero, en vez de sentarse en su propia silla, se acomodó sobre el regazo del ojiazul y pasó sus brazos alrededor de su cuello. Louis como que...se congeló. No le molestaba el acto, claramente no. Menos que su madre estuviese frente a ellos tomando su cafe. Es solo que...Harry casi nunca toma la iniciativa, nunca busca su cariño, nada más que por vergüenza y eso Louis lo sabe perfectamente, por eso esto le resulta algo extraño. Quizás estoy exagerando, pensó el ojiazul, antes de envolver sus brazos alrededor de la cintura del menor.
El rizado apoyó su frente contra la sien de Louis, haciendo visible su mirada triste solo para Johanna.
