donde Louis, un detective del departamento de policía toma una llamada de ayuda, proveniente del centro de Londres. Al llegar, solo puede encontrar a un chico rizado atado a una silla, inconsciente y no estaba seguro de si estaba herido, así que, de...
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—Harry...¿estás despierto, cariño?— susurró el ojiazul al entrar por la puerta, hasta que se acercó a la cocina y vio unos pies desnudos en el piso asomarse por esta.
Sintió su pulso acelerándose al instante y se encontró corriendo hacia él. Harry estaba inconsciente y con su nota en la mano derecha. Louis se tiró al piso apenas estuvo a su lado y puso dos dedos en su cuello. Soltó un suspiro largo al notar el pulso débil, pero, constante del rizado.
Solo se había desmayado.
Solo Dios sabe cuánto tiempo ha estado así. Louis lo tomó por debajo de sus brazos y por detrás de sus rodillas para cargarlo en brazos hasta el sillón. Lo recostó suavemente, acomodó sus rizos y se sentó a su lado a esperar que despierte. Lo cual ocurrió sólo unos cuantos minutos después.
El rizado abrió despacio sus ojos y observó a su alrededor, para encontrarse con unos orbes azulados, inundados de preocupación.
—Lou...—susurró débil y el ojiazul se quebró. Sus ojos se cristalizaron antes de ser invadidos por lágrimas que no tardaron en rodar por sus mejillas. Su labio inferior comenzó a temblar descontroladamente y el rizado frunció el ceño.— ¿Porque lloras? ¿Qué pasó?— el ojiazul inhaló profundo entre un sollozo antes de contestar.
—Dímelo tu, Harry...¿que pasó? Cuando llegué estabas en el suelo...— apenas el rizado recordó lo que había pasado, su respiración varió un poco y sus ojos se cristalizaron.
—Y-yo tuve una pesadilla. Pero es que...se veía tan real, Lou...— el ojiazul asintió, incitandolo a seguir.— y-y luego me levanté cuando sentí que no podía respirar para...para buscarte, pero, no te encontré...— un sollozo se escapó de los labios de Louis, para después abalanzarse hacia Harry para abrazarlo con fuerza.
—Lo lamento, Hazza...de verdad siento no haber estado para ti cuando me necesitabas...—susurró en medio de sollozos que herían a Harry.
—Está bien, Lou...no sabías que esto pasaría y mira, —se señaló a si mismo, separándose del abrazo.— estoy bien, no ocurrió nada grave.— intentó calmar las aguas, pero, el ojiazul no parecía tranquilizarse con sus palabras.
—¿Pero que tal si ocurría, uh? Y-yo no...— negó con la cabeza, siendo incapaz de seguir hablando por el nudo que se formó en su garganta.
—Hey...hey mírame.—pidió el rizado.— Mirame.— repitió y Louis obedeció con sus ojos acuosos. —No pasó. Estoy bien, es todo lo que importa ahora, Lou.—aseguró Harry. El ojiazul suspiró, calmandose un poco a él y a su culpa.— ¿Quisiera darme la lección de entrenamiento de hoy, profesor Tomlinson?— preguntó divertido y logró sacarle a Louis una sonrisa, por lo cual, sonrió también.
