donde Louis, un detective del departamento de policía toma una llamada de ayuda, proveniente del centro de Londres. Al llegar, solo puede encontrar a un chico rizado atado a una silla, inconsciente y no estaba seguro de si estaba herido, así que, de...
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Harry seguía recibiendo golpes, hasta que escuchó la voz de Louis más clara que nunca en su cabeza.
—Hazza...cariño, no te rindas.—
De repente, a la cabeza del rizado se le vino algo que Louis le había enseñado.
"Recuerda encontrar el punto débil de tu rival. Esa será tu ventaja." dijo el mayor una vez.
Harry había estudiado a Styles. Su fuerte eran las piernas por la cantidad de patadas que le daba y lo fácil que le era manejarlas de lo largas que eran.
Debía lograr que se parase.
Antes de que Styles pudiese lanzar el siguiente golpe, Harry tomó su cabello corto y lo atrajo hacia abajo, en un cabezazo.
Le dolió un poco la frente, pero, seguro no tanto como a Styles, porque, este se tambaleó y Harry aprovechó eso para quitárselo de encima, dejándolo en el piso.
Se levantó del piso y esperó a que su oponente hiciese lo mismo. Cuando Styles se paró y se equilibró sobre sus pies, Harry arrastró una pierna por el piso, golpeando las de su oponente y haciéndolo caer.
Harry alcanzó con su mano la pistola que anteriormente había caído al suelo y la apuntó hacia Styles. Nunca había matado. Pero era una elección. Styles o él.
Y no dejaría que en su cuerpo despertara ese monstruo para que le hiciese, quien sabe que, a Louis. Harry protegería a Louis.
Disparó al pecho de Styles.
Todo acabó.
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Louis ahogó un sollozo cuando vio los ojos de Harry abrirse de a poco, después de dejar las convulsiones de lado.
—¿Hazza? ¿E-eres tú?— preguntó el ojiazul antes de hacer cualquier movimiento. Había posibilidad de que fuese su Harry, como también el otro. Los ojos del rizado se cristalizaron al verlo. Había luchado y vencido y al fin obtenía su recompensa.
