donde Louis, un detective del departamento de policía toma una llamada de ayuda, proveniente del centro de Londres. Al llegar, solo puede encontrar a un chico rizado atado a una silla, inconsciente y no estaba seguro de si estaba herido, así que, de...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cómo era de esperarse, Louis si consiguió su hamburguesa.
Por más que el rizado insistió en que no era una buena idea, el ojiazul no había probado algo más que puré en casi una semana, así que, Harry cedió.
Volviendo al departamento, después de que le dieran de alta al ojiazul y el rizado tomara todos sus medicamentos y cremas, pasaron por Auto Mc a comprar dos hamburguesas con queso.
Ahora estaban en el departamento, terminando sus hamburguesas y papas fritas con una pequeña botella de cerveza.
Harry no tenía idea de que existiera algo tan magnífico y burbujeante como lo era esta bebida. Claramente, tomó su segunda botella, mientras Louis recién iba por la primera.
El ojiazul había estado perfectamente hasta ahora. De repente, su humor cambió. No estaba molesto, ni triste, solo...pensativo, inexpresivo.
Así que, Harry decidió continuar con la saga de Marvel. La siguiente película, según el orden cronológico era Los Vengadores, así que, el rizado encendió la televisión y ahora se encontraba con Louis en él mientras tomaban sus cervezas.
Realmente, el rizado esperaba que el humor del ojiazul cambiara una vez que se entretuviese con la película, pero se equivocó.
Louis seguía con la misma mirada perdida, sin decir una sola palabra y hasta había dejado su cerveza sobre la mesa. Ahora solo miraba la película en silencio, pero, Harry sabía que no le estaba prestando atención.
El rizado puso en pausa la película y volteó su cuerpo en el sillón para mirar a Louis, quien estaba sentado a su lado.
—Louis. — llamó Harry, haciendo que el ojiazul saliera de su trance y se diera vuelta para mirarlo.
— ¿Si? —
— ¿Me dirás que es lo que ocurrió? — preguntó tomando uno de los almohadones y abrazándolo contra su regazo. Louis frunció el ceño.
—¿A que te refieres? — preguntó confundido.
—Desde que llegamos pareces como...no lo sé, desconectado. No parece que estés aquí. — explicó mirando a los ojos azules.
— Yo... no lo sé, he estado pensando, supongo. — el rizado en realidad no se sentía con derecho de preguntar sobre sus pensamientos. Es decir, se conocen hace menos de dos semanas.
—Mm — Harry asintió.— ¿Quieres otra cerveza? Puedo traer otra. — No se le ocurrió otra cosa para que el silencio incómodo no reinara la habitación. Algunos segundos de silencio antes de que el ojiazul hablara.
— No lo creo, yo...no tengo un gran historial con el alcohol, ¿sabes? — el rizado frunció el ceño y volteó a verlo.
