Danielle no cree en el amor, no quiere depender de nadie y tiene unos cuantos demonios que no está dispuesta a compartir. Lo único que se plantea tener con los hombres es sexo. Se ha acostumbrado a protegerse bajo una coraza, pero esta se ve amenaza...
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Viernes 16 de Marzo, 2018
ÁNGEL
Le tiemblan las manos. Me doy cuenta de que está tan nerviosa que apenas es capaz de abrir la caja. Acabo acercándome hasta ella y rodeándole la cintura, apoyando la barbilla en el hueco de su cuello.
—¿Quieres que te eche un cable? —le digo con cariño.
Danielle asiente en silencio y me extiende la caja. La abro, le paso el test y leo por encima lo que pone.
—Hay que esperar cinco minutos. ¿Estás lista?
—No —responde de manera automática.
Se coloca el pelo por detrás de las orejas y se sienta en el borde de la bañera. Cojo aire antes de sentarme a su lado. Dejo mi mano encima de su muslo y le doy un beso en el hombro. Después, acerco la cara hasta su cuello y empiezo a besarla.
—¿Vas a volver a hacer lo que nos ha llevado a estar metidos en este lío? —inquiere nerviosa.
Me río junto a su cuello, haciéndole cosquillas.
—A mí me parece un buen lío —comento dándole un pequeño mordisco.
—Ángel... —dice dándome en el hombro.
Pero lo hace con una sonrisa y me demuestra que he conseguido relajarla un poco. Le coloco el pelo detrás de la oreja y le acaricio la mejilla.
—Estamos juntos en esto —le digo mirándola a los ojos—. Salga el resultado que salga, ¿vale?
—¿Me lo prometes?
—Te lo juro —respondo firme.
Danielle coge aire, aprieta mi mano y se pone en pie.
—¿Te importa darte la...?
Sonrío y niego con la cabeza.
—Me doy la vuelta, no te preocupes —respondo poniéndome en pie.
Mientras se hace el test, la escucho reírse con nerviosismo.
—Pues nada, es oficial. Ya he hecho pis delante de ti —declara.
Los dos nos reímos y, cuando la escucho tirar de la cadena, sé que ha terminado.
—Ya está. Puedes girarte —dice con timidez.
Me doy la vuelta y veo que se ha sentado en el suelo del baño, frente al mueble del lavabo, donde ha dejado el test. A su izquierda tiene el móvil, con el cronómetro avanzando a su ritmo. Me siento a su lado y Danielle estira su mano hasta entrelazar nuestros dedos. Le doy un beso en el dorso y apoyo la cabeza contra la pared.
—Mónica y Víctor quieren ser padres —me cuenta muy deprisa—. Mónica me contó ayer que llevan un par de meses intentándolo.
—Vaya —respondo sorprendido—. Eso sí que no me lo esperaba.
