28 · Nuestros corazones

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Martes 18 de Agosto, 2015

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Martes 18 de Agosto, 2015

DANIELLE

Abro los ojos, sintiéndome desorientada durante unos minutos, hasta que recuerdo que estoy en la habitación de Ángel. A mi lado, él duerme boca abajo, desnudo de cintura para arriba. Sus fuertes brazos descansan al lado de su cabeza y unos cuantos mechones de su pelo le caen sobre la frente y los ojos. Me contengo para no estirar la mano y apartárselos con cariño. Suelto un suspiro y me paso las manos por la cara.

Anoche hicimos el amor por última vez, solo que él no lo sabía. Hemos pasado cuatro días maravillosos en los que he podido disfrutar de él y de su familia. Me he sentido querida y he sentido que, por fin, formaba parte de algo. Le hice caso a Mónica, desconecté y disfruté de estos pedazos de felicidad.

Ayer fue el cumpleaños de Águeda. Cuando fueron a hacer la foto de toda la familia junta, Ángel quiso que me pusiera con él. Yo le sonreí, le di un beso en la mejilla y le dije que hacía yo la foto, que no se preocupara. Puede que no le diera más importancia, pero la verdad es que lo último que deseaba era manchar con mi presencia un recuerdo tan importante como ese. Porque, al final, en eso me había convertido. En un borrón en medio de su vida. Habíamos compartido un par de meses juntos, nos habíamos enamorado como unos completos locos, nos habíamos desgastado el cuerpo y el alma y, ahora, nos íbamos a quedar los dos completamente rotos.

Me levanto de la cama y me visto con unos pantalones vaqueros cortos. Estoy a punto de coger mi camiseta de tirantes cuando, en el último momento, mis manos se mueven hacia la derecha y cogen la camiseta de manga corta de Ángel. Me la llevo a la nariz, notando su olor, y me muerdo el labio inferior cuando noto las lágrimas acumularse en mis ojos. Me la pongo y dejo aquí la mía.

Voy hasta su mesilla, cojo las llaves de su coche y le dejo la nota que le escribí el sábado pasado, después de hablar con su madre y tomar la decisión de que lo haría este fin de semana. Sé que no es la mejor manera, sé que lo dejaré hecho polvo y que no me lo perdonará nunca, pero es la única manera de mantenerlo alejado. Porque, si seguimos con esto, nos haremos mucho daño el uno al otro. Y Ángel no se lo merece. Aunque, en realidad, no se merece nada de lo que le ha pasado. No se merecía que su exnovia lo engañase con uno de sus mejores amigos, no se merecía haber tenido que renunciar a sus propios sueños por su familia, no se merecía ser un buen tío y que una cabrona retorcida como yo lo utilizara a su antojo.

Me recojo el pelo en un moño y me pongo las sandalias. A través de las rendijas de la persiana se cuela débilmente la luz del sol, pero tan solo son las siete de la mañana. Hago más ruido de la cuenta y provoco que Ángel se mueva en la cama. Las sábanas se deslizan ligeramente hacia abajo, dejando su gran espalda a la vista. Si cierro los ojos, casi puedo notar lo que sentía cada vez que su cuerpo me aprisionaba contra el colchón al tiempo que me hacía el amor. Me llevo la mano al pecho, tomo aire y lo miro una última vez.

Alguien que te ame ✔️Where stories live. Discover now