6 - No hay mal que por bien no venga

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El nipón enviado para acabar con la vida de Diego Blanxart lleva más de quince días en la Villa. Dos semanas que se le atragantan en el gaznate como una pérdida insuperable de tiempo, pues sus esfuerzos para localizar a su objetivo hasta ese momento han resultado infructuosos. Su shogun le ha exigido máxima discreción, y debe cumplir sus exigencias con escrupulosidad. «Nada de crear conflictos internacionales». El problema de deslealtad de aquel español que había llegado a Japón hacia unos años debía quedar en secreto, pues solo les concierne a ellos dos. La generosidad de Togugawa Ietsuna al acogerle como a un igual entre sus súbditos, había contrastado desde un primer momento con la ingratitud del extranjero obcecado por regresar a su país natal. Sin embargo, ¿Cómo hallar a alguien en una ciudad tan atestada de gente sin utilizar los cauces normales? El sicario sabe que no va a encontrar la información que busca en las cloacas de la ciudad. Chairo no es un delincuente, sino un militar. Pero los largos años de expatriación le han condenado al extravío en la memoria vecinal. Nadie sabe darle sus señas. Por lo que se dedica a peinar la ciudad barrio a barrio.

Hace apenas cinco días había sabido de la irrupción en la ciudad de una especie de bienhechor que había impedido el secuestro de un noble marcando con el filo de una espada «extraña» al ladrón. Ese dato le resultó revelador. Cuando preguntó por las características del arma, le informaron de que se trataba de una espada curva. Sin duda, una catana. Debía ser Chairo Nekonome. Su vena más proteccionista y justiciera estaba haciendo de las suyas.

Esa mañana pasea por la Plaza de Puerta Cerrada, esquivando las miradas curiosas de los transeúntes que contemplan sus rasgos orientales como si se tratara de un ave exótica de llamativos colores, y le enferman cuando se apartan a su paso como si fuera un leproso, pese a ir tapado de la cabeza a los pies con una indumentaria negruzca que solo deja entrever sus negros ojos. Le pasa en todas partes. En Francia, en Italia... da igual el país. La gente siente el rechazo a lo diferente. Quizá ese desprecio derive del interior más primario. De la necesidad de defendernos de las amenazas. Desconfiamos por instinto de las personas o de las cosas que nos resultan diferentes, y por lo tanto, amenazadoras. Como fuere, su paso por la capital de España debe tocar a su fin. Se está haciendo demasiado notorio en la Villa. Ese es su pensamiento cuando alza la vista para mirar al dragón que preside la Puerta de la plaza. Le recuerda tanto a los legendarios dragones de su tierra natal. Tal vez aquella criatura tallada en la piedra por encima del dintel, sea benevolente y le conceda el deseo de cumplir por fin su misión, y regresar a Japón. Su hogar.

Prosigue su camino enfilando la calle Segovia y más adelante transita por la Cava Baja, mucho más estrecha. Entonces, un reflejo le da de lleno en la vista. El sol ha encontrado un resquicio entre las nubes, otro día más preñadas de agua, y le ha enviado una señal. Entre las manos de un mozo percibe un objeto brillante, con el que no para de jugar, lanzándolo una y otra vez al cielo. Acelera el paso para llegar hasta él, y cuando lo alcanza, intercepta la pieza al vuelo e interroga:

-¿Dónde encontraste esto?

El mozalbete frunce el cejo y responde enfadado: -Y, ¿A vos qué os importa? ¡Devolvedme esa pieza!

-Quizá lo haga si me respondéis. Replica persuasivo el asiático al tiempo que le amenaza con la punta de una daga sobre el pescuezo, y lo lleva a un apartado mucho más discreto. El muchacho traga la saliva acumulada en la garganta y contesta amedrentado:

-Lo hallé en el bosque. Estaba clavado en un árbol. –El sicario escrudiña con interés el objeto en forma de estrella. Su boca se curva en una sonrisa sibilina al descubrir una minúscula marca apenas perceptible en un extremo. Sin duda, el sello del herrero que lo fabricó. Ahora ya tiene un hilo del que tirar para hallar a Chairo. Con un movimiento rápido se guarda el arma bajo los pliegues de su ropa y se dispone a marchar:

El Gato Negro (The Black Cat) [Adam Driver]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon