Capítulo 27.

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Daniel.

Estábamos en Chicago, porque Rachel me había pedido venir al cumpleaños de nuestra sobrina, el viaje se convirtió en algo en grupo porque tuve que traer a mis hermanos y a la niña con nosotros por puro capricho, menos mal que Vanni es más sensato al quedarse al cargo de las mafias mientras estábamos unos días lejos de Italia.
Teníamos varios propósitos en el viaje, el cumpleaños de la pequeña Clayton, que ella vea a su familia, quiere reconciliarse con su hermana y por último Rachel había decidido dimitir a la fuerzas policiales de Chicago para seguirme a mí en mis negocios dentro de la mafia.

¿Orgulloso?

Si, estoy demasiado orgulloso de su decisión, Francesco me había dado una sugerencia de como podíamos usar las habilidades de Rachel como perito forense para resolver algunas cuestiones, es una mina de oro que pondrá a Camorra directo a sus pies cuando la escuchen enseñarles sobre armas y proyectiles.

— Paz, Daniel — dice Jessica extendiendo su mano.

— Paz, Jessica — digo al estrechar su mano.

La mirada de Rachel y su sonrisa de felicidad, no tenía precio, ambos hacíamos esto por ella, además que era momento de cerrar esa etapa, se que nunca podré olvidar lo sucedido, pero tanto Brenda como nuestro hijo siempre los tendré en el recuerdo, fui muy feliz a lado de ella, pero debo dejarlos descansar en paz. Aprender que todos debemos seguir, eso es lo que estoy haciendo, porque no imagino otra forma de vivir que no sea con mi mujer, con Rachel Shawn, mi esposa y compañera de vida que me puso el destino en mi camino para ser completamente felíz.

— Se lo difícil que es esto ...

— Dijimos pasado atrás — hablo al interrumpir a mi esposa.

— Para demostrarlo, los invito a mi casa para cenar esta noche con mi familia — nos invita tomandonos por sorpresas.

— Le diré a mamá — dice Rachel saliendo de la cocina y me deja a solas con Jessica.

— Mis disculpas son sinceras, Jessica — sus ojos me miran. — Por todas las mierdas que te hice, se que no tienes la culpa de ser la hija de ese desgraciado que espero se esté pudriendo en el infierno — agrego.

— El dono su esperma, no me considero su hija y me alegro que hayas entendido que por llevar su sangre no me convierte en la misma mierda que fue él, tienes razón espero que se esté pudriendo en el infierno — declara entregando una taza de café en mis manos.

— ¿No está envenenado? — bromeo.

— Ya quisieras, Salvatore — acota con media sonrisa.

Puede que tarde en entender las cosas, la rabia nublo mi juicio y mucho tiempo odie a esta mujer por ser la hija del bastardo que no solo jodió mi vida también mató a mi padre. Quién iba a imaginar que el apellido Finochiarro iba ser algo bien, porque mi odio por Jessica me llevo a conocer a Rachel, casarme con ella y bueno ahora ser el hombre con más jodida suerte en este mundo al tenerla a mi lado.

— ¿Daniel, estás bien? — escucho su voz.

— Mejor imposible — aseguro atrayendo su cuerpo al mío. — Ti amo, amore mío — digo besando sus dulces labios.

Luego de despedimos de su madre y hermana, la llevé a la departamental dónde tuvo que presentar su baja ante su padre, que solo la miró, le dió un abrazo y la dejo ir. En verdad pensé que sería más complicado o que ella estaría triste, pero la sonrisa que me mostraba en su rostro cuando salí de la departamental me dejó confundido. Rachel es una gran cajita de sorpresas, amo de todo de ella.

— ¿En verdad quieres a hacer esto? — pregunta nerviosa mientras nos acercamos a la casa de su hermana.

— Si quiero, dije que dejaríamos el pasado atrás y eso estamos haciendo — le recuerdo dejando un beso en su mejilla.

Esposados (3° SAP)Where stories live. Discover now