Capítulo 25.

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Estaba emocionada y ansiosa de volver a Chicago en unos días, extrañaba mucho a mi familia más después de varios meses sin verlos. No sabía cómo podían reaccionar cuando me vean porque la última vez sentí que ellos me obligaron a elegir, pero lo que no sabían era que lo hacía por su propio bien para cuidarlos del todo el peligro que todavía me persigue. Le había consultado a Daniel mi idea de viajar al cumpleaños de Atiye, mi pequeña ahijada iba a cumplir sus cuatro añitos y quería estar presente, dijo que iríamos además que moría porque se lleven bien, después de todo él es mi esposo y quiero que manejen una relación cordial entre todos.

También quería tener una charla con mi hermana, nos debíamos una conversación extensa y quería demostrarle que en verdad Daniel no es ese hombre despiado que ella piensa que es, tendrá lo suyo, pero con respecto a mi siempre me cuida de todo.

— Oh sí Daniel, dame más duro. Más, más Daniel — escuchamos la voz de Brandon imitando gemidos cuando llegamos al comedor para el almuerzo.

— Cierra la boca — masculla mi esposo corriendo mi silla para que me acomode.

— ¡Oh sí Daniel! — se burla de nuevo mientras mi cara se pone roja de la vergüenza.

— Basta — interviene mi esposo golpeando la mesa. — Respeta a mi esposa en nuestra casa o ya mismo te estás yendo Brandon — sentencia de forma amenazante.

Marena suelta una risa divertida. — Lo siento — se disculpa avergonzada.

— Sabes niña, antes de que ella llegué mi hermano me defendía de todo ahora está en mi contra y solo defiende a su esposa — habla mi cuñado con un fingida indignación.

— ¿Pensé que era tu cuñada favorita? — bromeo.

— ¡Qué graciosa Rachel! — se ríe rodando sus ojos.

— ¿Hace mucho que están juntos? — pregunta Marena mirándome.

— Tres años de casados y cuatro meses viviendo juntos — contesta mi esposo tomando mi mano para dejar un beso.

— ¿Como? — dice confundida.

— Solo cosas de Daniel y Rachel — acota Brandon. — Ni yo que soy su hermano lo entiende — asegura tomando de su copa de vino.

— Cosas de la mafia — bromeo restándole importancia.

Nos sirven el almuerzo mientras le cuento un poco mi historia con Daniel, ella abría sus ojos sorprendida y se le iluminaba su mirada en cada una de mis palabras. Por dentro sentía mucha culpa por lo que harían, mi esposo prohibió que dijera de la futura boda de Brandon y Marena, es algo que unos meses les informaría Giovanni, pero después de entender su punto de vista creo que no hay mejor opción que por un tiempo mi cuñado la cuide de todas las mierdas.

— Perdón la tardanza — habla Francesco sentandose a nuestro lado.

— Tu tardanza seguro se debe a qué estabas metiendo el pene en algún agujero — bromea Brandon tirándole una rodaja pan que rebota en la cara de Francesco.

— Idiota — le contesta.

— Tu boca, tenemos una niña — lo reprendo.

— ¿Una niña? — se burla Francesco. — Tiene diecisiete — me recuerda.

— Además todos sabemos que es un pene y una vagina, educación sexual — acota Brandon al restarle importancia mientras Marena estaba roja de la incomodidad y vergüenza.

— Brutos — mascullo mirando a Daniel para que intervenga.

— En unos días parto a Chicago, te quedas a cargo Francesco — le informa mi esposo a su hermano.

Esposados (3° SAP)Where stories live. Discover now