Capítulo 21.

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Daniel.

Rachel era un mar de lágrimas, incontrolable que no dejaba de llorar por la perdida de Pía, Francesco cargaba con una furia mezclada con culpa que casi destruye todo el lugar con tal de ver el cadáver de ella, se negaba a creer su muerte. Si estos dos supieran la verdad, no tendríamos que pasar por estos dramas, pero debíamos guardar secretos porque todo tenía un mismos fin y mis manos ardían con muchas ganas de matar a la jodida de Josefina, podía esperar de cualquiera está traición, pero no de ella que la consideraba parte de mi familia, solo por ser una de las primas de mis hermanos menores, con más razón aumentan mis ganas de destrozarla, por vendernos y sobre todo por meter a mi esposa en medio de este lío con la mafia irlandesa.

La traición se paga de una sola forma y Josefina ya tenía su propia sentencia de muerte, solo que está vez no sería el encargado porque había otra persona lista para acabar con esta perra traicionera.

— Rachel — digo suspirando. Habíamos vuelto a la habitación del hotel, la recosté en la cama y ella estaba aferrada en mi cuerpo llorando sin parar.

— Ella era muy jóven, no merecía morir — dice entre lágrimas haciendo que vuelva a suspirar frustrado.

— Deja de llorar, amore — le pido.

— Ella era mi amiga, Daniel, y ahora la perdí — se lamenta escondiendo su cara en mi pecho mientras me dedicó a consolarla.

Mi esposa es un ser lleno de luz, mi motivo para vivir porque sin ella ya nada tiene sentido y por eso después de años guardando mi dolor muy dentro mío tuve la fortaleza de sentirme débil antes sus ojos y así contarle de mi pasado, de lo que me llevó a ser ese hijo de puta que se topó en Las Vegas hace un poco más de tres años, mi plan era lastimarla solo para molestar a su hermana, pero unos simples minutos con Rachel supe que nunca le podría hacer nada malo, porque en ese minúsculo tiempo que una llama se encendió en lo profundo de mi pecho, cambio todos mis planes por completo. Rachel me había jodido, en el buen sentido, porque sin mi linda chica de ojos verdes no podría vivir.

— Basta — le pido dejando suaves beso en su mejilla.

— Daniel — chilla cuando muerdo el lóbulo de su oreja.

— Rachel Shawn, cásate conmigo — digo levantando mi rostro para mirarla a los ojos.

Se seca sus lágrimas y levanta su mano mostrando el anillo que lleva, esa esmeralda verde que me recuerda al color de sus ojos y la cuál determina que es mía, mi mujer.

— Creo que ya estamos casados — habla sonriendo.

— Me quiero casar otra vez contigo, sin que estés ebria y puedas recordar ese día — declaro pasando mi pulgar por su mejilla limpiando el rastro de sus lágrimas. — Casarnos en Nápoles, en Chicago o en Las Vegas, me da lo mismo, solo quiero que está vez el mundo sepa que eres mí mujer — sentencio.

— Soy tuya, amore — afirma.

— Nos casamos — digo con seguridad. Cuando termine con la mafia irlandesa, le pondría un hermoso vestido de novia y nos casaríamos con nuestra familia presente, me importaba una mierda mi relación con Jessica, pero como es la hermana mi esposa debía soportarla así como ella a mí, después de todo me vería siempre porque no pensaba dejar a Rachel, nunca. Hasta que la muerte nos separe estaría a su lado.

— Eres un completo demente, Daniel Salvatore — murmura acariciando mi mejilla.

— Este completo demente, impulsivo y sexy hombre, te ama de una forma que no tienes idea, Rachel Shawn — declaro soltando esas temidas palabras que pensé que nunca diría de nuevo.

Esposados (3° SAP)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن