42. Misteriosas revelaciones

Start from the beginning
                                    

- ¿Recuerda esta pulsera? Usted me la dio en nuestra pasada vida. – dijo sonriendo.

- Sí, era mía... pero me sorprende que tú la tengas.

- Mi abuela me contó que la reencarnación de la Diosa Hylia se la dio a mi antepasado antes de regresar a la época que pertenecía. Fue entonces que la joven descubrió que la anciana que conoció cuando llegó a estas tierras y su protectora era la misma persona. – explicó la sheikah con nostalgia.

- Ya recuerdo; murió al haber cumplido su misión y lo único que quedó de ella fue esta pulsera. La entregué a su tribu como símbolo de recuerdo.

- Y desde entonces, ha pasado en mi familia de generación en generación, hasta que mi abuela me la dio en vida.

- No puedo aceptarla, Impa. Por más que me haya pertenecido, yo la entregué a la tribu para que recuerden a su líder. Por derecho debes tenerla tú. – dijo incómoda.

- Cuando mi abuela me la dio dijo que yo sabría hacer lo mejor con ella. Ahora que la he vuelto a ver, sé que esto es lo correcto. Siempre perteneció a la Diosa, por eso usted debe tenerla.

Luego de pensarlo más detenidamente, la joven terminó aceptando el ofrecimiento de su amiga, sintiéndose honrada al ser tan considerada por ella.

- Está bien, la guardaré como un gran tesoro. Muchas gracias. – dijo, mientras abrazaba a la sheikah.

- Gran honor que me hace. – contestó, mientras le correspondía.

- Princesa, yo también tengo algo para usted. – indicó Azael, ansioso.

El sheikah también entregó un objeto envuelto, el cual la princesa se sorprendió al revelarlo. Se trataba de un espejo redondo con detalles color púrpura.

- ¿Un espejo? ¡Está muy hermoso!

- No es uno cualquiera. Es el Espejo de la Verdad, con este podrá ver la auténtica esencia de los seres de este mundo, sin importar como sean físicamente; en otras palabras, podrá ver si estos poseen malas o buenas intenciones.

- Interesante...

- Varios objetos han pasado de generación en generación entre los de nuestra raza, este es uno de ellos. Estoy seguro de que en algún momento le será de utilidad.

Zelda se sorprendió por la explicación que el joven le dio sobre el espejo, fue tanta la curiosidad que le provocó, que se lo colocó frente a ella para reflejarse, y se maravilló al ver su rostro rodeado por una luz blanca.

- Usted es una persona de buen corazón, por esa razón el espejo resplandece de esa manera; si fuera un ser impuro, con malas intenciones, el espejo solo mostraría oscuridad. También funciona si lo direcciona a cualquier persona sin necesidad que se lo acerque.

La princesa direccionó el espejo en dirección a los sheikahs y observó que la reliquia reflejaba luz blanca hacia ellos, demostrando que sus amigos tenían el alma buena.

- Me sorprende que haya reflejado luz con Impa, pues como se porta conmigo debería salir completamente siniestra y oscura. – manifestó Azael, soltando una risa.

- ¡Idiota! – exclamó enfurecida.

La princesa se rio a carcajadas ante el comentario del joven, por lo menos eso logró sacarle una sonrisa después de haberse sentido tan triste.

- Gracias, Azael. Prometo cuidarlo mucho. – dijo, mientras lo abrazaba.

- No es nada. Estoy seguro de que esto le servirá más de lo que piensa. – contestó, devolviéndole el gesto.

Almas unidasWhere stories live. Discover now