- Lady Alide Naihi de Briss.

Los murmullos de las personas aumentaron, de las escaleras comenzó a bajar una dama con pasos elegantes y atrayentes.

El cabello celeste claro era sedoso y brillante, sus ojos se llevaban gran atención al ser cada uno de distinto color, uno de un tono parecido al de su melena, y el otro como si estuviese hecho de oro. De un rostro simétrico, pestañas tan largas que se batían de una forma perfecta, como las alas de una mariposa. Sus ojos se veían felinos, pero a la vez se escondía una gran inocencia en ellos.

La atención de todos había terminado en ella por su forma de vestir.

Contrario a muchas damas presentes que usaban grandes vestidos de colores y distintas formas, ella llevaba unos pantalones negros que se cernían a la perfección en aquellas piernas largas y rectas, una camiseta blanca y una gabardina que se ajustaba en su cintura, de algún modo, se veía más femenina que muchas otras damas con aquella ropa. Su largo cabello estaba suelto, sin un solo artículo que le acompañe, era tan simple, que más de una se sintió ofendida por su presentación.

No miro a nadie, y no saludo a nadie. Camino con paso recto, directo al emperador.

Tan pronto llegó con él, se inclinó como un caballero lo haría, aunque ella no gozaba de ese titulo.

- Esa es... Alide - hablo mirando a aquella mujer que ingresaba sin un ápice de nervios - Ella es... demasiado hermosa... - Estaba a la altura de Liza, la mujer frente a ella era la descripción perfecta de 'una mujer capaz de destruir ciudades e imperios con su belleza'.

- Que el sol y la luna siempre iluminen el camino del maestro del imperio. Bendiciones al emperador de Intravella - saludo de la forma más cortés posible, había pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron, no tuvieron una buena despedida en su momento. Se había apresurado en llegar cuando recibió una carta de Kay explicando un poco sobre el porqué necesitaba su regreso. En sus pupilas se vió reflejada Fiama, el pecho le latió con un poco de emoción - Saludos a la princesa de Intravella, la estrella más brillante que ilumina el camino del imperio.

Pronto su mirada paso al hombre que pareció más interesado en la persona frente a él, aunque su rostro se mostraba inexpresivo, estaba agradecido por su regreso.

A la dama le costó un poco conectar su mirada con la de Kay, pero cuando lo hizo, una bella sonrisa floreció en sus labios. Aquel rostro serio se había vuelto dulce en menos de un instante.

"Wow... un minuto... ¿qué clase de mirada es esa?" pensó Fiama con las alarmas sonando en su cabeza, y mientras más la observaba, fue más claro que el agua "No me lo puedo creer... esos son los ojos de una persona enamorada..."

Alide había suavizado sus ojos y se veía genuinamente feliz por estar allí.

- Me alegro de verte, Lady Briss - Kay respondió con una amabilidad impropia de él - Te agradezco por haber vuelto.

Las blancas mejillas se tiñeron de un rosa natural, todo en ella gritaba dulzura.

"No imaginé que existiría alguien que estuviese enamorada de Kay" se dijo aún pasmada por esa idea "Ni siquiera parece admiración por el físico de este hombre, se ve que en realidad está enamorada por quien es... digo, no es feo, pero su personalidad es..."

<<¿Como si estuvieras atrapado en un glaciar?>> completó Deen.

"Exacto"

- Siendo un pedido directo de su majestad, ¿cómo podría atreverme a no regresar? - estaba encantada, su voz no era especialmente femenina, pero era un deleite oírla hablar - Estoy contenta de haber vuelto.

El destino de una princesaWhere stories live. Discover now