38. Firmes aclaraciones

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- ¿No lo recuerdas? Hace un rato que te vi despertaron en mi memoria lindos recuerdos sobre ti. ¿Acaso tú a mí no me recuerdas? – preguntó con voz tierna.

El príncipe se extrañó con las palabras de la Zora, pero a su mente llegaron vagas imágenes en las que rescataba a un ser parecido a ella. Primero lo hizo cuando esta era aún una niña, y años después lo volvió a hacer cuando era más madura.

- ¿Ya recordaste? – preguntó ansiosa.

- Algo... pero no te parecías mucho a lo que eres ahora. Ahí eras una niña.

- Ese episodio... me rescataste de un horrible monstruo con tentáculos aterradores. Y fue ese día que me hiciste una promesa.

- ¿Promesa? – preguntó alarmado.

La joven se puso de pie y se colocó frente al joven, quien la miraba con profunda perturbación.

- Así es, tú me hiciste una importante promesa a cambio de un favorcito que te hice; y en ese entonces no cumpliste. Ahora que las Diosas han permitido que vengas a mí, me encargaré que lo hagas. – decretó con firmeza.

- No entiendo, ¿qué es lo que te prometí? – preguntó el joven, confundido.

- Tú me prometiste que una vez crezcamos, te convertirías en mí...

- ¡Ruto!

La princesa hizo una mueca de disgusto al saberse interrumpida por su hermano menor.

- Ralis, ¿¡qué quieres!? ¿¡No te das cuenta de que estoy ocupada!? – preguntó enfurecida.

- Dice mi mamá que dejen la charla por el momento, quiere presentar a Link con los demás habitantes.

- ¡Mi mamá como siempre tan oportuna! – exclamó con ironía.

- No te preocupes, Ruto, podemos hablar de esto más tarde. Ahora la reina nos llama. – la calmó el héroe.

- Está bien, vamos, pero ni creas que te librarás de esta conversación pendiente. ¡Esta vez no pasará!

Ruto aceleró el paso y se dirigió a la salida de su jardín, mientras tanto Link le habló a su hada.

- Navi, tú que recuerdas a Ruto, ¿a qué promesa se refiere? No tengo idea de que está hablando.

- Link, yo tampoco recuerdo. Como te comenté antes hay cosas de las que me he olvidado. ¿Por qué me lo preguntas? Te noto nervioso.

- No sé por qué, pero tengo un mal presentimiento sobre esa "promesa". Me tiene demasiado intranquilo.

- ¡Link! ¡Te estamos esperando! – gritó Ruto.

El joven dejó de lados sus nervios, y rápidamente siguió a los hermanos hacia donde se encontraba la reina.

...

En una de las habitaciones más lúgubres de los dominios del Rey del Mal, se encontraba el más fiel de sus servidores, Grahim, enfurecido e intrigado.

Desde hace tiempo, su amado soberano se encerraba por horas en sus aposentos a realizar varios y desconocidos hechizos. Todos los días trataba de sacarle información sobre ese tema, ansioso de saber qué fechoría estaba tramando. Sin embargo, no recibía repuesta.

- ¡Qué tanto se trae entre manos! Por más que me rompo la cabeza en descifrar qué puede ser, nada. – exclamó, enfurecido.

El villano comenzó a halarse los pelos debido a la impotencia que lo invadía. El saber que su amo le había perdido la confianza lo frustraba terriblemente.

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