Pequeños grandes detalles

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Paso el dorso de mi mano por mi frente sudorosa y continúo decorando con crema el cupcake, formando una rosa. Me alejo ligeramente para verla bien, quiero que quede perfecta. Conforme con lo que he hecho, cojo el último cupcake que me queda sin decorar y comienzo a mover la manga sobre esta.

El sonido de Sara arrastrando los pies no me distrae, ya me he acostumbrado a su andar fantasmal en busca de comida a deshoras por pasársela encerrada viendo Grey's Anatomy por enésima vez en su vida, lloriqueando en pijama y bebiendo vodka. Prefiero eso que sus discusiones ridículas con Harrison. De verdad son tal para cual, obstinados e idiotas.

Dejo la manga con el poco de crema que queda a un lado y observo. Quedo bien. Coloco el cupcake en la bandeja junto a los otros y observo mi creación, hacía mucho que no cocinaba, pero esta era la ocasión perfecta.

—Huele bien —comenta Sara, acercándose a uno de los cupcakes.

—Ni se te ocurra, no son para ti. Chu, chu —le hago con la mano, alejándola. Me mira molesta.

—Que simpática eres, amiga —dice con ironía.

—Lo siento pero no quiero que les impregnes el alcohol que emanas —cojo la bandeja y la dejo en el otro mesón de la cocina, no estoy jugando cuando digo que los va a alcoholizar. El hígado de Sara está trabajando horas extras estos días.

—No emano alcohol —se bufa ella. Volteo a mirarla y arqueo una ceja. Rueda los ojos—. Vale, ya veo que estás con un humor de mierda, mejor me voy a la cama.

—¿Yo estoy malhumorada? —pregunto mientras camina dándome la espalda.

Levanta la mano y me enseña el dedo del medio. Me rio.

Guardo la manga con crema en el refrigerador y dejo el resto de los utensilios que ensucié en el fregadero. Dejo todo en el bowl y le echo agua para remojarlos un poco. Lavo mis manos y aprovecho de refrescarme el cuello.

Doy un respingo cuando escucho la puerta abrirse. Volteo inmediatamente. A estas horas de la noche, la única persona que podría ser es cierto castaño con el que no he hablado en casi dos semanas. Me quedo quieta, apoyándome contra el mesón de la cocina, esperando verlo.

Camina algo desganado y se detiene en seco al verme, sorprendido. Trago saliva, nerviosa.

—Hola —le saludo. Me mira unos segundos en silencio antes de hablar.

—Pensé que ya te habías dormido. No te preocupes, solo vine a recoger unas cosas y me voy —dice con voz monótona, y voltea, decidido a irse.

—Espera —le pido, enderezándome. Se queda quieto y vuelve lentamente a mirarme. Su expresión es seria, pero noto un atisbo de curiosidad en sus ojos.

Muerdo mi labio. Recobro el movimiento en mi cuerpo y me acerco a la bandeja con cupcakes. Cojo uno, el primero que he hecho, y el que es especial. Con nerviosismo me acerco a Tom y se lo entrego. Me queda mirando sin entender.

—Dalo vuelta —le indico.

Entre sus manos, da vuelta el cupcake y ve el pequeño papel que he colocado en el borde de este.

The best dad (soon to be) —lee en voz alta. Levanta lentamente la cabeza y me mira confundido.

—Esperaba verte mañana, no hoy. Planeaba escribir todo un discurso y decírtelo, no sé. Pero viniste hoy y creo que no quería esperar a decírtelo —comienzo a decir. Levanta las cejas, escuchándome atentamente—. Me aterra lo que pueda pasar. Pero recuerdo lo que pensé cuando nos casamos. No hay cosa que los dos no podamos superar. Sé que contigo a mi lado, todo estará bien.

»Supongo que lo que intento decir es... lo siento. Por ser así de indecisa, por hacerte pasar por un mal rato. Si quiero tener este hijo o hija, si quiero que formemos una familia. Te amo, Tom. ¿Crees que puedas perdonarme?

Silencio absoluto. Muerdo el interior de mi mejilla, temiendo lo que pueda decir. Se acerca, deja el cupcake en el mesón y toma mi rostro entre sus manos para besarme. Cierro los ojos y respondo con fervor, dejándole saber todo lo que le he extrañado. Siento como unas lágrimas locas se escapan de mis mejillas. Estúpidas hormonas que me hacen ser sentimental pienso.

Tom se separa y me abraza por la cintura, sonriente.

—Lamento haberme alejado, me comporte como un cavernícola. Sé que tienes miedo, y debería haber estado acá junto a ti —dice. Niego con la cabeza.

—Era una situación imposible, Tom.

Besa mi frente y limpia las lágrimas en mis mejillas.

—Iré por unas copas —dice. Frunzo el ceño.

—Tom, estoy embarazada —le digo riendo. Sonríe mostrando sus dientes.

—Podemos celebrar con agua, ¿o acaso sufrirás con tanto tiempo sin tomar tequila? —se burla. Le doy un pequeño manotazo.

—Tonto.

Se ríe y se aleja en dirección al pequeño bar que tenemos (y que ha sido asaltado por Sara y Harrison en el último tiempo). Volteo, sonriendo como una tonta. Cojo el cupcake y decido que será mejor servirnos unos pocos, nos lo merecemos, después de todo.

*

Tom

Me duelen las mejillas de tanto sonreír, pero es como si esta fuese tan grande que no tuviese espacio en mi cara. Y lo mismo siento con la felicidad en mi pecho. Es como si quisiera gritar o algo. Abro una de las estanterías, noto la gran cantidad de botellas vacías que mis amigos han dejado. Tal vez, ahora que hemos arreglado las cosas con ________, deberíamos tratar de ayudar a este par.

Saco dos grandes copas y reviso que estén limpias, ya que casi no las usamos. Me sobresalto cuando escucho un plato caer al suelo, levanto la cabeza.

—¿________? —pregunto, y comienzo a aproximarme a la cocina.

No obtengo respuesta y me preocupo. Cuando llego a la cocina, observo a ________ en el suelo, con trozos de cerámica en el suelo junto a su brazo derecho, uno de ellos, ha atravesado su piel. En su otra mano, el cupcake que me dio, con la crema desparramada en el piso. Dejo inmediatamente las copas en el mesón y me arrodillo junto a ella.

—¡________! —exclamo. Siento pasos a mis espaldas.

—¿Qué ha ocurrido? —pregunta Sara, pero esta queda volando en el aire—. Oh.

—________, despierta —le pido, tomando su rostro.

Sara se arrodilla junto a mí y coge su mano, observándola.

—Tenemos que llevarla al hospital —sentencia. La miro aterrado, y luego vuelvo a mirarla a ella.

—¿Por qué se ha desmayado de nuevo? —pregunto.

Sara no dice nada, supongo que no se atreve. Pero sé la respuesta. Su corazón.

***

Me esconderé en el búnker solo por si acaso

Les leo, lectores insaciables <3

¿Cuánto dura un para siempre? (Tom Holland y tú)Where stories live. Discover now