¿Cuánto dura un para siempre? (Tom Holland y tú)

La boda: the bachellor

Maratón 2/3

***

Tom

Observo a mi mejor amigo beber cerveza de un embudo a una velocidad exorbitante. Si, él definitivamente vomitará hasta su hígado esta noche. Y eso que no ha visto la foto. Mi labor como padrino es asegurarme de que llegue vivo mañana, y me lo está haciendo muy difícil.

—No entiendo por qué bebe tanto —comenta Paddy. Lo miro y le sonrío.

—Porque encontró una buena excusa y ya —replico. Paddy frunce el ceño y levanta la mano, apuntando a mis hermanos y Tuwaine.

—¿Y cuál es su excusa? —pregunta. Suspiro largo y tendido.

—Que su amigo... ¿se casa? —respondo, no muy convencido. Paddy ríe.

—Son excusas muy tontas —sentencia. Asiento, concordando con él.

—Pronto te darás cuenta que en realidad no se necesita excusa para beber —bromeo. Suelta una carcajada.

—Lo aprendí hace mucho con ustedes.

Sacudo la cabeza sonriente. En vista de que Aidan no tenía realmente mucho ánimo de salir a celebrar, Paddy ha venido como el segundo de a bordo y me ayudará a ser el adulto responsable esta noche.

Mi teléfono vibra y veo que es un mensaje de ________.

«No pasó nada, solo fue a disculparse»

Resoplo y tecleo rápidamente una respuesta.

«¿Y crees que Hazz entenderá?»

Espero mientras en la pantalla me avisa que está escribiendo.

«Más le vale»

Sonrío y guardo el teléfono. Estoy seguro que ella es capaz de llevar a ambos de una oreja al altar. Tomo la botella de cerveza, la misma que he tenido durante toda la noche, y miro a mi amigo. Bebo un sorbo y dejo la botella en la mesa.

—Eh, parece que Hazza va a vomitar —dice mi hermano. Observo a mi amigo. Hazza tiene mala cara.

—No, esa no es su cara de vomito —replico despreocupado. Paddy levanta una ceja.

—¿Y cuál es su cara de vomitar? —pregunta con asco. Miro nuevamente a mi amigo y mi sonrisa desaparece.

—Esa —digo, y acto seguido, me levanto y me acerco con rapidez. Paso su brazo por sobre mis hombros y me lo llevo al baño, ignorando las quejas de los demás.

Alcanzamos a llegar a durar penas al baño. Pateo una de las puertas de un cubículo y Hazza se deja caer en el suelo de rodillas y vomita hasta los pulmones. Aparto la mirada, esto es demasiado asqueroso. Harrison me va a deber una muy grande.

Cuando por fin deja de vomitar, lo cojo por los hombros y lo llevo hasta el lavabo, donde mojo su rostro con agua y espero a que espabile.

—Te dije que usaras la técnica de ________ —le regaño. Hazza ya parece más repuesto y se pasa las manos por la cara.

—¿Y cuál es su técnica? —pregunta. Se enjuaga la boca.

—Por cada vaso de alcohol, un vaso de agua. Te embriagas menos y evitas la resaca —replico. Hazza me mira con odio.

—¿No crees que es un poco tarde para esa técnica? —se mofa. Me cruzo de brazos.

—No lo sería si me hubieses hecho caso desde un principio —replico. Rueda los ojos y vuelve a mojarse la cara.