Unroyal - The mistake

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Cierro la última caja y, sellándola con cinta adhesiva, suspiro. Observo el apartamento: vacío. Así me sentí mucho tiempo, tal vez aun un poco, pero ya era hora de cambiar. Me había decidido finalmente a dejar todo esto atrás, seguir adelante, a pesar de tener que abandonar Londres, médicos sin frontera, a mi familia, y muy a pesar de mi abuela.

Los Angeles iba a ser el lugar donde empezaría, ________ me había ayudado a conseguir los papeles y el trabajo en el mismo hospital que ella. ¿Después? Quién sabe. De seguro yo no. Pero por ahora, era un comienzo, uno nuevo, y que me entusiasmaba, algo que hacía mucho tiempo no me sucedía.

La mudanza había sido paulatina, ya que al principio tuve que vivir con Tom y ______, pero luego logré encontrar un pequeño dúplex que me acomodaba, y ahí comencé con los viajes, moviendo cosas de un lado a otro, despidiéndome de las personas que estaba dejando, no para siempre, pero quizás cuando volveríamos a encontrarnos. Mi familia había sido lo más difícil, aunque no vivía en Belfast, Londres estaba mucho más cerca que Estados Unidos.

La única persona de la que no había podido despedirme, era Rachael. A pesar de mis mensajes, entendí que había cometido un error muy grande cuando abandone todo por Renae. Y aunque Rachael entendía, sabía muy bien que aquello fue un golpe bajo de mi parte. Sin explicaciones, ni disculpas. Me hubiese gustado poder arreglarlo, pero creo que algunas cosas son imposibles de remediar.

Con un ultimo vistazo, me despido en silencio del que fue mi hogar durante cuatro años (en teoría, porque estuve bastante tiempo fuera en Africa). Cierro la puerta y con ello oficializo mi partida.

El camino al aeropuerto se me hace monótono, mis pensamientos y preocupaciones llenan aquel espacio de tiempo muerto. Al llegar, bajo mis cajas en un carro y me acerco a la entrada. Mi equipaje es aceptado y entro al aeropuerto, dirigiéndome a mi puerta de embarque. Pasaje solo de ida, no vuelta, como usualmente tenía. Era extraño, pero a la vez, algo satisfactorio, una especie de euforia ante la incertidumbre. Tal vez eso era lo que le gustaba tanto a Renae de no tener rumbo fijo.

Me detengo en seco cuando escucho una risita y la voz de alguien que conozco. ¿Puede ser? Volteo a mi derecha y observo. Al principio, creo imaginármelo. Pero luego, al mirarla con más detenimiento, me doy cuenta que he acertado. Rachael está allí, conversando con otra chica animadamente. Parpadeo incrédulo ante la coincidencia.

Sin pensarlo más, me acerco a ella sin reparos. Podía ser estúpido, dado que estaba más que claro que no quería saber de mí, pero tal vez esta era mi última oportunidad para hablarle, y quería despedirme adecuadamente.

—Rachael —le llamo cuando estoy a un par de metros de distancia. Ella y su amiga voltean a mirarme. La sorpresa en su rostro es patente.

—¿A-aidan? —tartamudea. Sonrío y asiento.

—Que sorpresa verte aquí —comento. Resopla, aun incrédula, y asiente.

—Ya lo creo —concordando conmigo—. ¿A dónde vas? ¿Vuelta a Africa?

—No —niego, apartando un poco la mirada, avergonzado—, me voy a Los Angeles. A vivir.

Abre los ojos como platos, aquello no lo veía venir.

—¿A vivir? —pregunta, su voz unas décimas más arriba de lo usual. Asiento—. Vaya...

Parece no saber qué decir, se nota confundida. Su amiga la mira a ella y a mí, y luego viceversa. Me recuerda a Daya viendo a ______ y Harrison discutiendo, con sus palomitas siempre escondidas para cuando el momento se diera.

Avión BA5042 con destino a Los Angeles, Estados Unidos, inicio de abordaje en puerta de embarca 42 —dice una voz femenina por altoparlante.

—Ese es mi vuelo —comento. Ella asiente, aún sin palabras—. Solo quería despedirme, ha sido agradable poder verte una ultima vez.

—L-lo mis-mo digo —tartamudea. Me acerco y, aunque ella está petrificada, la abrazo. Tarda unos segundos en corresponderme, pero finalmente lo hace. Cierro los ojos y su perfume inunda mis fosas nasales. La chica que deje ir por estúpido. Ella siempre será eso para mí.

—Tal vez nos volvamos a ver algún día, ¿A dónde vas ahora? —pregunto cuando me separo de ella. Abre la boca pero luego la cierra, parece que aun no tiene voz.

—Vamos a Amsterdam, es su despedida de soltera —responde su amiga por ella.

Aquello es como un balde de agua fría. Vuelvo a mirar a Rachael, que muerde su labio y evita mis ojos. Observo en el dedo anular de su mano izquierda un gran anillo con un enorme diamante.

—¿Vas a casarte? —pregunto, aunque es más para mí mismo, ya que la respuesta es obvia. Vuelve a mirarme y asiente con lentitud—. Felicidades.

Sonrío sin ganas. Ella no dice nada. La voz de altoparlante vuelve a llamar por mi vuelo, y esta vez me voy de verdad.

—Adiós Rachael.

—Adiós Aidan —susurra.

Le doy una última mirada y, sin más, doy media vuelta y camino en dirección a mi avión. Errores. Eso es lo que dejo acá. Errores y un corazón roto. Y en vez de llenarme de angustia, sonrío, pensando en lo mucho que me espera por delante, en lo mucho que no sé del futuro.


***

Levanten la mano las que quieren ser novias de Aidan 🙊

Les leo, lectores insaciables <3

¿Cuánto dura un para siempre? (Tom Holland y tú)Where stories live. Discover now