Controversia

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Tom se sienta junto a mí en nuestro cómodo sillón, dejando sobre la mesa del café otro periódico con mi foto en la primera plana.

—Siguen hablando de tu proyecto —comenta.

—No es mi proyecto, es el de varias personas, entre ellas Zendaya, Zoe Saldaña y Scarlett Johansson —replico, sin despegar mis ojos de la pantalla plana. Animales Fantásticos era un vicio, sobre todo con Eddie Redmayne.

Tom coge el control remoto y pausa la película. Volteo a mirarlo molesta.

—¡Oye! —reclamo.

—¿Podemos hablar de lo importante? —pregunta, ladeando la cabeza. Ruedo los ojos—. Te has rehusado a hablar del tema de que comenzaste con el caso de Magdalen y la fundación.

—No creo que hablar de violaciones, abusos y estupro sea algo ligero que podamos hablar mientras cenamos. Teniendo en cuenta que tus hermanos están de visita...

—Podemos hablar fuera de la mesa —argumenta.

—Ah claro, como no. "¿Qué quieres de desayuno, Paddy? Ah, por cierto, ¿Qué te parecen los abusos sexuales?" —replico con sarcasmo. Tom se cruza de brazos.

—Sabes perfectamente que no estoy hablando de eso —dice algo molesto—. Y hablar del tema no me parece nada de mal. Paddy ya es mayor de edad, y debe saber de esto. No solo para evitar que le pase a él, sino que detenga aquellas situaciones si las presencia.

—No es tan fácil —digo, apartando la mirada.

—Claro que lo es.

—No, Tom, no lo es. No lo entenderías, no a menos que hayas sufrido de ello —insisto con severidad. Frunce el ceño.

—¿Acaso...?

Suspiro.

—No he sufrido una violación. Pero... si en este momento le preguntaras a todas las mujeres del mundo, creo con seguridad que todas te dirían que han pasado por situaciones de acoso y abuso. Es lo "normal".

—¿Por qué no me lo has dicho? —pregunta en voz baja, preocupado. Niego con la cabeza.

—Aprendemos a lidiar con eso. Es como una carga que siempre llevamos. No está bien, por supuesto. Pero... tal vez estamos tan acostumbradas a sufrirlo, a que seamos nosotras juzgadas y no el victimario, que cansa. Es como luchar constantemente. Pero me cansé, y por eso he creado la fundación —explico. Tom levanta las cejas—, junto a las demás —añado, antes de que comience con su perorata de que "es mi fundación".

—Este caso te marcó —susurra. Resoplo.

—No tienes idea. Es como la gota que rebalsa el vaso de agua hirviendo, algo así.

Tom ríe.

—Tú y tus analogías.

—Por una vez me siento afortunada de ser famosa y tener una voz que pueda ser escuchada —suspiro. Tom me atrae hacia él.

—¿Ves? No todo es tan malo —dice picarón. Sonrío y ruedo los ojos.

—¿Qué otras ventajas hay?

Se inclina y besa la comisura de mis labios.

—Los regalos —susurra. Besa mi cuello—, el dinero...

—¿Dinero? —pregunto con voz ronca. Levanta la cabeza y me mira con ojos brillantes.

—El dinero que compró esta casa, este sillón...

—Y nuestra cama —termino la frase.

Antes de que pueda controlarme, asalta mis labios y me deja de espaldas sobre el sillón, quedando entre mis piernas. Sus manos se apoyan a mis costados y su boca demanda. En mi se enciende el fuego del deseo. No sé qué era lo que me pasaba últimamente, tal vez el hecho de que sus hermanos estaban en casa hacia más adrenalinico el momento, pero quería estar con él todo el tiempo. Nos bañábamos juntos, teníamos sexo, a veces almorzábamos, teníamos sexo. Antes de dormirnos, teníamos sexo. Era como una maratón, y me sentaba bien. Hasta había bajado de peso. El mejor cardio del mundo.

¿Cuánto dura un para siempre? (Tom Holland y tú)Where stories live. Discover now