Harrison, Harrison...

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Muerdo mi labio. Mi respiración entrecortada escapa de mi boca. Con mis manos arrugo la colcha y dejo escapar un suave gemido. Ruego porque pueda despertar así siempre, y que nada ni nadie...

Ring, ring

...me distraiga. Demonios.

Volteo la cabeza levemente y veo la pantalla de mi teléfono. Es Sara. Mierda. No puedo no contestarle a mi mejor amiga. Vuelvo mi vista hacia Tom, quien está volviéndome loca con sus besos en mi centro. Tal vez si pueda no contestarle a Sara...

—¿Vas a contestar? —pregunta Tom entre besos. Echo la cabeza hacia atrás y resoplo.

Maldita seas Sara —farfullo en español mientras me las arreglo para responder—. ¿Sara?

Muerdo mi lengua, los besos de Tom se hacen más intensos. El muy maldito lo está haciendo a propósito. Siento mis piernas temblar, y casi olvido por completo que estoy al teléfono. Casi, porque un grito me llama la atención y logro no desconectarme por completo.

—¡Ah! —grita Sara. Frunzo el ceño, aun sin poder concentrarme al cien por ciento.

—Eh, ______, creo que... creo que Sara... —murmura Harrison, apenas logro entenderle.

—¿Que Sara qué? —pregunto. Dios esa lengua.

—¡Pásame eso! —exclama Sara, se escucha algo extraño y a los dos peleando—, idiota descerebrado —maldice mi amiga—. "Creo que Sara..." Baboso.

—Mmm. —Estoy a punto de cortar y volver mi completa atención a Tom.

—Creo que nada —continúa ella—, estoy en trabajo de parto, imbécil, ¿o no lo notas por mis contracciones?

Me siento en seco y alejo la cabeza de Tom de mí.

—¡¿Qué?! —exclamo.

—Ay ______, ¿por qué no impediste que me casara con este gilipollas? —pregunta.

—Honestamente, no creo que sea muy importante en este momento. ¿Cada cuánto son tus contracciones?

—Cada 3 minutos, estamos de camino al hospi... ¡Aaaaahhhh! —Alejo el teléfono de mi oreja antes de que me rompa un tímpano. Si, definitivamente está en trabajo de parto.

Tom me mira sin entender, suspiro.

—Vamos para allá, no mates a Harrison —le digo a mi amiga, y cuelgo—. Sara va a tener a los mellizos.

Muy a nuestro pesar, nos vestimos rápidamente y nos marchamos rumbo al hospital. No podían ser más oportunos estos niños, aunque considerando quien era su padre, no me debería sorprender en absoluto.

Al cabo de veinte minutos nos encontramos en la sala de parto con Sara, Harrison y Aidan. Zendaya estaba grabando en Alemania, pero nos habíamos contactado con ella por mensajes, Tom estaba encargado de informarle el minuto a minuto.

Sara se encontraba maldiciendo hasta al aire, y con razón, con mellizos todo es más doloroso. Pero lejos, Harrison era el que se llevaba la mayor cantidad de insultos. Suerte que no entendía español, porque creo que se hubiese sentido bastante ofendido.

...Nariz de tucán —masculla Sara.

—Respira, Sara, respira —le dice él pasivamente. Puedo ver el odio en la mirada de Sara.

—¿Crees que Harrison sobreviva para ver a sus hijos, o Sara lo matará antes? —pregunta Aidan a mi lado.

—Está intentando tener un parto vaginal, definitivamente lo matará antes —replico.

—¡Aaaaaahhhh! —vuelve a gritar Sara.

—Aprieta mi mano —le dice Harrison. Honestamente, lo está haciendo mucho mejor de lo que esperaba, aunque probablemente se vaya a desmayar al momento del parto, pero está siendo muy cariñoso, tierno y...

Crac

—¡AAAAHHH! —exclama Harrison, alejándose de la camilla, trastabillando. Aidan es rápido y lo ataja antes de caer—. ¡AAHHH!

—¡Ya cállate! —le grita Sara.

—¿Qué está pasando? —pregunta Tom.

—¡Me ha quebrado un dedo! —grita Harrison, y muestra el dedo meñique de su mano izquierda.

—Virgen santísima —susurro.

—Se dice fractura —le replica Sara—, y no está fracturado, esta magullado.

—Le has luxado el dedo —corrige Aidan, revisándoselo.

—Un golpe más, un golpe menos... —Sara se encoge de hombros.

—Iré por una férula y un sedante —informo.

—Esto es mejor que los juegos del hambre —comenta Zendaya, que está en videollamada y Tom le muestra el dedo de Harrison.

Minutos más tarde, vuelvo con el sedante y una férula. Harrison ha sido llevado a tomarse una radiografía por Aidan. Sara ha dejado que entre mientras le colocan la epidural.

—Buenas noticias, no está fracturado —anuncia Aidan junto a Harrison, quien aún tiene cara de dolor.

—Perfecto —digo, levantando la jeringa con el sedante.

—Ni se te ocurra ponerle eso —me amenaza Sara, la miro.

—Pero si no lo sedo le va a doler mucho —replico.

—Que se aguante.

—¡Sara! —lloriquea Harrison.

—¿Qué tal anestesia local? —propone Aidan. Sara nos queda mirando unos segundos, y finalmente asiente.

Harrison, llora mientras le colocamos la anestesia en el dedo, luego Tom interviene intentando distraerlo mientras volvemos el dedo a su lugar. Colocamos la férula una vez lo logramos y cuando acabamos, nos damos los cinco.

—Muy bien, familia, es hora de que solo quede el padre —nos avisa la ginecóloga. Harrison nos mira con miedo.

—¿Me van a dejar solo con ella? —pregunta.

—¿No es acaso su esposa? —pregunta la ginecóloga. Sara lo mira con odio.

—No así —murmura Harrison, le pego un codazo en las costillas—. Auch.

—Sí, es su esposa —afirma Tom, lo mira con intensidad—. Buena suerte amigo.

Nos sentamos en la sala de espera, hablando con Zendaya, viendo las fotos que sacamos de Harrison llorando por su dedo, de los videos que Tom grabó de Sara insultándolo... si, no somos los mejores amigos. Pasan los minutos, un parto de una primeriza, sobretodo mellizos, se va a demorar.

Cuando estoy a punto de rendirme y simplemente dormir, la puerta de la sala de parto se abre y aparece la ginecóloga.

—Salió todo bien, sus amigos dijeron que podían pasar —nos dice. Tom me toma la mano, lo miro y sonrío.

La Sara monstruosa que parecía más un demonio ha desaparecido, ahora sus mejillas están sonrosadas y sonríe como tonta mirando al pequeño bebé que se encuentra en su regazo. Junto a ella está Harrison, que mira embobado al otro bebé en sus brazos.

Mis ojos se llenan de lágrimas al ver a mis amigos tan felices. Ambos levantan la vista y nos sonríen.

—Son hermosos —susurra Aidan.

—Les presento a sus ahijados: Elías y Laura —dice Harrison.

Río como tonta y miro a Tom, que también mira con felicidad a su amigo. Vuelvo la vista a Sara y la observo. Me sorprendo a mí misma al descubrir algo que nunca me había detenido a pensar luego de mi embarazo: así estoy feliz, y tal vez no necesite más.

***

Aparecí, volveré a desaparecer? probablemente. Sorry not sorry, la vida adulta me consume

Les leo, lectores insaciables <3

¿Cuánto dura un para siempre? (Tom Holland y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora