La gira

750 98 55
                                    

Maratón 2/5

***

Sonrío tanto que siento los músculos de mi cara agarrotados. Me siento como un topo, completamente ciega, los flashes me encandilan demasiado, estoy considerando seriamente que pueda tener daño permanente en mi retina. El bullicio es tan grande que también creo que voy a quedar sorda. Básicamente, de ahora en adelante seré una papa.

Adriana me da un codazo sutilmente y espabilo, volviendo un poco a la realidad, aunque ciega y sorda.

—Vamos —me indica. Asiento—. Muchas gracias a todos por venir, mañana los invitamos a la lectura del primer capítulo.

Caminamos por la tarima hasta salir por la puerta a nuestra derecha. Una vez llegamos al pasillo, puedo volver a relajar mi rostro y suspiro, largo y tendido.

—Bueno, eso fue un éxito —sonríe Adriana contenta. Emery arquea ligeramente la ceja, pero no dice nada.

—Creí que esto iba a durar solo una hora —replico, masajeando mis mejillas con mis dedos.

—Nos extendimos un poco, es cierto. Prometo que las próximas reuniones no serán tan extenuantes —dice.

—Espero que sea así, no creo que aguante dos semanas con este ritmo, además de los viajes —admito.

Tres meses había tardado en finalmente terminar el libro, maquetarlo y publicarlo. Y ahora, venía la gira. Solo iríamos a ciertas bibliotecas emblemáticas de Estados Unidos, pero Adriana prometía que en cuanto saliera publicado en español, iríamos a Latinoamérica también, pero para eso tendríamos que esperar un par de meses.

Desde aquel último ataque no habíamos tenido noticias sobre el acosador o acosadora. La investigación de la policía no dio frutos, y aunque siguen con el caso, sé que no sacaran anda. Nada, salvo que vuelva a atacar, algo que parece difícil tomando en cuenta que a Emery le falta poco para dormir con nosotros en la cama, no despega sus ojos de mí. Estoy segura que tiene una cámara en mi habitación para vigilarme mientras duermo incluso.

No me confiaba. En el pasado, aquella persona también se había tomado pausas largas, y no tenía razones para creer que esta vez sería diferente. Sin embargo, mantenía la esperanza de que con la seguridad que tenía ahora sería atrapado (o atrapada).

Subimos por el elevador y nos dirigimos a nuestras habitaciones. Adriana me entrega el itinerario de mañana, suelto un quejido cuando veo que tendré que despertarme a las siete de la mañana para comenzar a arreglarme. Claramente estaré en piloto automático.

Entro a mi habitación y cierro la puerta tras de mí, Emery se encuentra en la habitación de enfrente, así que, ante cualquier cosa, sé que debo avisarle.

Me quito los tacones y camino hacia el baño mientras desabrocho mi vestido. Desearía que Tom estuviese aquí, ese había sido el plan de hecho, pero cuando el mismísimo Christopher Nolan te llama para hablar sobre un proyecto, no puedes decir que no. Ni modo, espero que pueda venir conmigo a la gira por Latinoamérica.

Dejo caer el vestido al suelo y abro la llave del grifo. Saco de mi neceser un algodón y desmaquillante para quitarme la sombra y el delineador. Desamarro el moño que el estilista me ha hecho en la mañana, dejando caer la maraña de pelo sobre mis hombros y espalda. Enjuago mi rostro y cierro la llave. Cojo la toalla del hotel y seco mi rostro. Levanto la cabeza y me miro al espejo. Me veo cansada, aunque al menos mis ojeras no son tan terribles. Una noche tranquila, durmiendo bien será más que suficiente para arreglarlo. Levanto la mirada y observo mi cabello. Eso tal vez requiera más que solo dormir. Me da demasiada pereza peinarme, así que me amarro en una simple cola de caballo el cabello.

Mi estómago ruge, muerdo mi labio. Tal vez podría pedir algo de comida. Me acerco a la cama y me siento al borde de esta. Cojo el teléfono de la mesita de noche y marco a recepción, mientras reviso la carta para ver que se me antoja.

—Recepción, habla Katherine —responde una mujer.

—Hola, de la habitación trece catorce, quería pedir una lasaña de espinaca y una copa de vino blanco por favor —le pido.

—Por supuesto, ¿se le ofrece algo más? ¿Algún postre? —pregunta.

—Mmm —volteo la carta y reviso los postres—, unos panqueques celestinos con salsa de frambuesa.

—Por supuesto, se lo llevaremos lo más pronto posible —replica.

—Muchas gracias —y cuelgo.

Suspiro. No tengo que decirle a Emery que pedí servicio a la habitación... ¿o sí?

Sacudo la cabeza. Esos ería una exageración. Me levanto y busco en mi maleta unos pantalones de chándal grises y una camiseta blanca, simple. Desabrocho mi sujetador, no hay placer mayor que ese. Me visto rápidamente y me recuesto en la cama, con mi computadora. Mientras busco que ver en Netflix le envío un mensaje a Tom, para ver si está desocupado.

Divago un poco por Instagram, veo las fotos de Sara con su vientre ya marcado, cumpliendo veintidós semanas, sonrío por mi amiga.

Me sobresalto cuando escucho un golpeteo en la puerta. Que rápidos pienso. Me levanto, guardando mi teléfono en el bolsillo. Estiro la mano para abrir la mano, cuando mi teléfono suena. Me detengo un segundo para mirar el mensaje, pensando que será de Tom, pero la sangre se me hiela cuando veo que es de Emery.

«No salgas de la habitación, hay alguien afuera»

Respiro hondo, tal vez si debí avisarle que llame a servicio a la habitación.

«Está bien, ordené comida» tecleo.

Dos golpes sordos llaman mi atención. Oh por dios. ¿Y si Emery golpeo a un simple trabajador del hotel?

Me apresuro a la puerta para abrir, y entonces lo veo: Emery en el suelo, con un golpe en la cabeza, manchando la alfombra del pasillo. Rápidamente me acerco a él y compruebo su pulso.

—Emery —le llamo, está vivo. Abro sus ojos, se queja—. Emery.

Mueve un poco la cabeza y vuelve a quejarse de dolor. Abre ligeramente los ojos y me mira.

—C-corre —susurra. Frunzo el ceño.

El crujido de la puerta abrirse me hace levantar la cabeza, y observo como comienza a aparecer una persona vestida de negro. No lo pienso más, le hago caso a Emery. Corro.

***

Chan, chan!

¿Logrará rayis arrancar? ¿Emery sobrevivirá? Y lo más importante... ¿panqueques celestinos con salsa de frambuesa o de chocolate?

Les leo, lectores insaciables <3

¿Cuánto dura un para siempre? (Tom Holland y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora