¿Quién es mi sombra?

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Maratón 5/5

***

Fuera de la habitación trece catorce, aparece una figura vestida completamente de negro. Delgada, de un metro y sesenta y cinco (o eso calcularon). Siempre dando la espalda a la cámara, una persona astuta. Toca la puerta de la habitación. Pasa un minuto. La puerta a sus espaldas, de la habitación trece diecisiete, se abre. La figura actúa con rapidez, de su manga, oculto, un garrote. Emery sale de la habitación, pero no está preparado con la misma rapidez que aquella sombra, que lo golpea de inmediato en la cabeza, con tal fuerza, que cae al piso con peso muerto.

Y entonces, yo. Aparezco en escena, la sombra se ha ocultado en la habitación de Emery. Yo arrodillada junto a él, revisándolo. Y entonces su puerta se abre, y deja ver a la figura salir.

Lo siguiente que ocurre lo sé muy bien, aunque verlo en retrospectiva y desde lejos es bastante diferente. Yo corriendo, tocando puertas. La sombra, persiguiéndome, no solo golpeo al hombre que vi sino también empujo a una embarazada.

Las cámaras cambian y me muestran a mí bajando por las escaleras de emergencia, piso tras piso, hablando por teléfono, casi cayéndome más veces de las que fui consciente. Y luego, tropezando, siendo ahorcada por aquella sombra, empujándome, intentando estrangularme. Inmediatamente llevo mi mano izquierda a mi cuello. En un acto desesperado, encendiendo la alarma de incendios, y luego, yo en el piso, al borde de la inconciencia.

La grabación se detiene con la llegada de los paramédicos, el guardia del hotel se gira y nos mira.

—En total hubo cuatro heridos, el señor Goham de gravedad con una hemorragia subaracnoidea. El señor Emery Holter TEC cerrado, sin mayor gravedad, recibió quince puntos. La señora Diaz afortunadamente no tuvo más que un golpe, ella y su bebé están bien. Y por último, la señora Holland tuvo una luxación de hombro derecho, contusión craneana y de cara, e inflamación laríngea posterior a intento de estrangulación —informa el policía. Los investigadores, que han venido aquí a realizar el peritaje correspondiente, se miran entre sí.

—¿Seguro que no hay nada que puedan recordar? —nos pregunta el detective, a mí y a Emery.

Emery niega con la cabeza, frustrado. Me imagino cuan impotente debe sentirse en este momento.

Las miradas de todos recaen en mí. Después de todo, fui yo quien más tuvo interacción con aquella persona. Respiro profundo. Desde hace tres días repaso una y otra vez detalles, aun cuando me estremecen. Porque no he podido dormir sin pastillas, sin despertar con gritos, sin que Tom me recuerde que estoy bien.

—No la presionen —dice Tom, colocando su mano sobre mi hombro sano.

Revivo en mi cabeza el momento en que más cerca estuvimos, cuando me estrangulo. Mis arañazos, las muestras de ADN bajo mis uñas no iban a estar listas hasta dentro de unas semanas, y aun así podían no dar resultados.

Yo enterrándole las uñas, ella maldiciendo, empujándome contra la pared... ella... ella... ELLA.

—Ella —susurro, mi voz sigue rasposa y me duele hablar aún.

—¿Cómo? —pregunta la detective. Levanto la cabeza y los miro.

—Ella, era ella, una mujer —repito.

—¿Una mujer? —pregunta el guardia del hotel. Asiento.

—La persona que está atacándome... es una mujer —replico.

Aquella fue la pista más prometedora que tuvimos. La única pista.

El inicio de la investigación fue con toda la caballería. Los resultados de ADN, aunque no identificaron a mi agresora, si confirmaron que se trataba de una mujer. Las cámaras de seguridad captaron a la agresora saliendo del estacionamiento del hotel en un coche robado. Las cámaras de la calle indicaron por donde se fue, en principio, pero luego se perdió la pista.

Sin embargo, con toda la evidencia, creían que iban a encontrar algo, que iban a lograr esclarecer la identidad de aquella mujer. Esperaban un intento más, un asalto más, un error más.

Pero aquel error no llego. Las semanas pasaron, y luego los meses. Y mientras veía el vientre de Sara crecer, yo veía mi investigación llegar a punto muerto, a calles sin salida.

En la desesperación, incluso se planteó usarme como carnada. Algo que Tom rechazo rotundamente.

Las amenazas cesaron. Los intentos cesaron. La investigación se detuvo. La tranquilidad volvió.

Pero aunque hayan pasado tres meses, aunque ya no esté mi sombra, aunque todo parezca normal, no puedo dejar de sentir que esto es solo temporal. Que ella volverá. Y que, cuando lo haga, no fallará.

***

Chan, chan!

¿Teorías?

Les leo, lectores insaciables <3

¿Cuánto dura un para siempre? (Tom Holland y tú)Where stories live. Discover now